ORIHUELA

La fiesta masiva de Navidad en la playa de La Zenia de Orihuela carecía de permiso de Costas

La celebración de miles de personas con bebidas alcohólicas y barbacoas en Cala Bosque además invadió la zona de las dunas en recuperación

D. Pamies

D. Pamies

La multitudinaria fiesta de Navidad en la playa Cala Bosque (La Zenia) de Orihuela Costa se llevó a cabo sin ningún tipo de autorización previa del Ayuntamiento de Orihuela a la dirección provincial de Costas del Ministerio para la Transición Ecológica. Es lo que se desprende de la respuesta recibida por el concejal Dámaso Aparicio (PP) a una pregunta sobre este asunto dirigida al concejal de Playas, Antonio Sánchez (Cs). El edil responsable del área responde que no se abrió expediente de solicitud de autorización a Costas.

Gran celebración

La fiesta congregó a miles de personas que llenaron una de las playas más populares de Orihuela entre humeantes barbacoas, abundante consumo de bebidas alcohólicas -prohibido por la legislación si es un evento en dominio público no autorizado-, música con potentes decibelios y disfraces a discreción. Proliferan gorritos y atuendo de Papá Noel como exige la fecha señalada, prendas que se combinan, si el tiempo lo permite como fue el caso, con ropa de baño, en un evento que aúna el Merry Christmas con el sol y playa.

Es una fiesta -macrofiesta por la multitudinaria asistencia- que no tiene convocatoria oficial pero que goza de una gran atracción desde que se celebra de forma espontánea desde hace varios años. Tantos que se ha convertido ya en una tradición para los miles de residentes extranjeros que viven en el litoral oriolano. La Concejalía de Seguridad y la Guardia Civil sí dispusieron de un amplio dispositivo para regular el tráfico, porque anticipan la masiva afluencia de vehículos a la zona. Pero el Ayuntamiento no solicitó el permiso a Costas para la ocupación del litoral para una actividad distinta al baño y la estancia en la playa.

La invasión de esta zona costera por parte de los asistentes no se detuvo tampoco ante los restos dunares con vegetación en recuperación donde la propia administración de Costas ha realizado una importante inversión para conservarla, área que también fue literalmente tomada y pisoteada por el paso constante de visitantes, pese a que la zona está visiblemente acordonada para evitar su deterioro.

Eso sí, el resultado sobre la playa en este caso no es el de un botellón sin control. Casi todos los que disfrutaron de la playa y un día espectacular de sol de invierno retiraron sus residuos para arrojarlos a papeleras y contenedores, una vez fue decayendo la jornada con lo que no hubo que disponer de un refuerzo posterior de limpieza.

Pero con un poco de previsión, y autorización, también se podrían haber ubicado aseos portátiles, por ejemplo.

Invisible administrativamente

Las administraciones locales no suelen solicitar permiso para fiestas en la playa que no sean impulsadas por el gobierno municipal. Pese al repetido éxito de la convocatoria y la experiencia en años pasados suele mirar hacia otro lado ignorando su celebración. Es una forma de que Costas no se dé por enterada, de eludir el rechazo casi seguro a la petición y de que ni el municipio, ni el departamento del Ministerio sean responsables de las consecuencias. Después de todo, era Navidad.

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