La historia de amor de Fanny y Luis en una residencia de Catral atraviesa fronteras

Viven separados por un jardín en el mismo centro, aunque Luis no lo recordaba y sufría cada vez que la separaban de su hija, que tiene síndrome de down y vive en el edificio de enfrente

La historia de amor de Fanny y Luis en una residencia de Catral atraviesa fronteras

La historia de amor de Fanny y Luis en una residencia de Catral atraviesa fronteras / Carmen Tomás Asensio

Javier Corazón

Javier Corazón

Una historia que ha encogido el corazón a más de un telespectador y que ha acercado una preciosa historia de amor contada desde la Vega Baja al mundo. Ha ocurrido en una residencia de Catral y sus protagonistas se llaman Fanny y Luis. Son padre e hija. Ella, con síndrome de down y él, con demencia senil desde hace un tiempo . Viven separados por un jardín, aunque Luis, al principio, no lo recordaba y sufría cada vez que la separaban de su hija, creyendo que se la llevaban para siempre, sin llegar a comprender.

Después de toda una vida cuidándola y enseñándola a ser independiente, la demencia que el hombre empezó a padecer trajo también el sufrimiento añadido de sentir que le arrebataban a su hija cada vez que esta debía volver a “su lado” de la residencia. Un sufrimiento y ansiedad insoportables la de no comprender la razón por la cual personas que el hombre no reconoce "se la llevaban" a otro lugar.

Fue la psicóloga del centro, Vanesa López, quien observó que Luis aún puede leer y tuvo la idea de poner un cartel en su habitación para recordarle, todos los días, que su hija estaba cerca, tan cerca que tan solo debía asomarse por la ventana: "Hola Luis, que sepa que su hija vive aquí, lo que pasa es que les distancia un jardín". Con este simple gesto, esta señal, los cuidadores de la residencia catraleña Casaverde, observaron que Luis se tranquilizaba y acudía a la ventaba a buscar a su hija.

Te quiero mucho”, le grita su hija desde su ventana. Y, con ese simple gesto, la ansiedad de Luis se convierte en orgullo y felicidad de tenerla cerca, de ver que está bien y feliz.

Esas palabras llegan desde una ventana con un enorme corazón rojo pegado a los cristales: la señal que los cuidadores decidieron “marcar” para que Luis reconociera la ventana de Fanny de entre todas las demás, situadas en el edificio de enfrente. "Le quiero mucho, demasiado, tengo un padre precioso", confesaba Fanny a Telecinco, equipo que ha sacado a la luz esta preciosa historia de amor que ha viajado desde Catral hasta el salón de todos los españoles y españolas. Historias reales para mirar a un lado y dar las gracias por quien está y cuidamos; por quien ya no está y nos cuidó.

Y es que, a veces, solo hacen falta unas pocas palabras y un gesto de quien queremos para hacernos sentir en calma, aunque la distancia se disfrace de jardín.