La demolición del "Inmaculada" de Torrevieja obliga a improvisar siete mesas electorales

La Conselleria de Educación y la empresa murciana Orthem firmaron este jueves el acta de replanteo de las obras de demolición de los edificios del antiguo Colegio Inmaculada de Torrevieja y construcción del nuevo centro en la misma parcela junto a la calle Orihuela. El plazo de ejecución de 15 meses corre desde ese momento.

El Colegio Inmaculada, en pleno casco urbano de la ciudad, además de un centro de Infantil y Primaria ha sido sede desde 1979 de uno de los principales colegios electorales de la ciudad.

Acta de replanteo

En el acto en tono preelectoral de ayer de "vender" la inversión en infraestructuras educativas de la administración autonómica en Torrevieja al que se sumó sin problemas el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Torrevieja llegó a plantearse la duda de qué va a pasar con las siete mesas electorales que acoge -más de 140 personas implicadas en su funcionamiento el día de las elecciones-.

El alcalde Eduardo Dolón aseguró en declaraciones a TVT que las obras de demolición van a hacerse compatibles con el mantenimiento del colegio electoral. Señaló que se va a hacer dejando una de las edificaciones sin derruir, algo que entra en conflicto con el plan de riesgos y seguridad aprobado para propia obra ya en marcha. De ese planteamiento no hay comunicación formal en la administración que gestiona la cita electoral.

Si se instalan prefabricadas hay que dotarlas de todo tipo de servicios -cada mesa de las siete que se instalan debe contar al menos con 8 personas-. Mas las cientos que deben pasar por la misma ubicación durante la jornada electoral.

Opciones

Las obras van a afectar de lleno a esa condición de colegio electoral. Hay dos opciones. O retrasar el grueso o parte del derribo más allá del 28-M o reservar un espacio para votar en la misma ubicación o un lugar cercano.

La primera alternativa, la de no derribar, es improbable por impopular en plena precampaña a las municipales y autonómicas entre la comunidad educativa que lleva más de una década reclamando el centro y tiene a los alumnos y docentes realojados barracones desde el pasado mes de enero.

Y porque fuerza a incumplir los plazos a la adjudicataria, que ya ha rebajó al límite el precio del contrato en más de 300.000 euros para hacerse con la inversión presupuestada finalmente en 7,2 millones de euros. Es decir, cuanto más tarde en ponerse manos a la obra más sobrecostes exigirá al proyecto.

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Improvisar

La segunda opción, la de improvisar, como no podía ser de otra forma, es la que más puntos gana en estos momentos. Se puede reservar una parte de la edificación para ese uso sin derruir o terminar habilitando barracones como colegio electoral junto a la propia obra.

También adaptar un colegio electoral cerca del tradicional en una dependencia pública. Por ejemplo, el cercano Colegio Acequión. Todas las opciones tienen problemas. Y todas deberían estar validadas en muy pocos días formalmente por la administración electoral porque los plazos se agotan.

Apenas hay margen para modificar el emplazamiento. Porque una vez convocadas las elecciones, algo que ocurrirá el 4 de abril, apenas una semana después el Instituto Nacional de Estadística debe emitir la ficha censal que llega a los electores para que tengan información exacta de su mesa electoral y la puedan comprobar.

Censo y participación

A las mesas del Colegio Inmaculada están adscritos electores del centro y los barrios del Calvario y el Acequión. Torrevieja va a contar en estas elecciones autonómicas y locales con no muchos más de 42.000 electores. Difícilmente la participación superará los 23.000. Elección tras elección es uno de los municipios que menos vota de la provincia y España en proporción a su población. La abstención supera ampliamente el 40%. Ya sea una elección municipal, autonómica o general.

Participación

Y las mesas del Colegio Inmaculada son tradicionalmente una de los pocas donde esa participación es algo más elevada que en el resto de mesas electorales distribuidas en el municipio -en total son 76 mesas agrupadas por colegios electorales-.

La adscrita a esas mesas es una población electoral más asentada y local. Un cambio de ubicación puede resultar caótico el día de las elecciones y afectar a los intereses electorales de todas las formaciones en liza. Es por ejemplo, el colegio en el que vota el candidato del PP y actual alcalde Eduardo Dolón. La administración electoral, que suele lidiar con este tipo de situaciones, y local tiene dos meses para resolver la papeleta.