Orihuela se queda sin los Murales de San Isidro

El Ayuntamiento no llega a tiempo de celebrar una nueva edición por los comicios electorales y el procedimiento administrativo que ha impuesto la Intervención municipal para que las actividades se realicen por licitación en vez de por contratación directa como hasta ahora

Mural en el barrio oriolano de San Isidro con versos el poeta

Mural en el barrio oriolano de San Isidro con versos el poeta / TONY SEVILLA

Loreto Mármol

Loreto Mármol

El grito ha cesado, por el momento. Orihuela se queda sin una nueva edición de los Murales de San Isidro, una iniciativa que en honor a Miguel Hernández que arrancó como un hito en 1976 y desde que se retomó en 2012 se había convertido en una fiesta popular muy esperada y una cita ineludible, tan solo aplazada por la pandemia.

El año pasado, se retomó la novena edición, tras la irrupción del covid, bajo el título "Pintada está mi casa", que dio como resultado once nuevos murales y la restauración de otros nueve que se habían deteriorado con el paso del tiempo.

Durante el fin de semana del 3 al 5 de junio se realizaron varias actividades con la música como protagonista, que incluyeron una decena de conciertos -con los oriolanos Varry Brava como plato fuerte-, así como recitales, rutas teatralizadas, juegos infantiles, pasacalles, batucadas, talleres y hasta un torneo de fútbol sala.

En aquella ocasión, la concejala de Cultura, Mar Ezcurra, manifestó que había sido "la edición más difícil de organizar", pero que finalmente se había logrado "con empeño, trabajo y más ilusión que nunca". 

Este año, sin embargo, los obstáculos han sido otros. La edil afirma que se han encontrado con dificultades por las fechas de Semana Santa, las elecciones municipales del 28 de mayo y los trámites administrativos. Unas fechas limitadas y los comicios han acabado arrollando la que sería la décima edición, pero sobre todo el procedimiento que ha marcado la nueva interventora -explica Ezcurra-, que ha determinado que la contratación de las diferentes actividades debe hacerse a través de una licitación por lotes, algo que "dilata aún más el proceso, incluso en meses", prosigue la edil.

Hasta ahora, se hacía por contratación directa, con propuestas de gasto de cada empresa. Hay que recordar que el procedimiento está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción 1 de Orihuela, que abrió diligencias a raíz de una denuncia del PP oriolano por un presunto delito de prevaricación por fraccionamiento de contrato, que había supuesto un total de 120.000 euros. De momento, el juzgado ha solicitado Al Ayuntamiento el expediente administrativo y un informe a Intervención municipal sobre el procedimiento seguido.

Con todo, Ezcurra, que se comprometió a que no hubiese un año sin murales, no descarta que si es reelegida se celebren en el Otoño Hernandiano, para continuar inundando el barrio de color y con los versos del poeta universal.

La biblioteca municipal María Moliner inauguró en marzo la exposición "Murales de San Isidro, 15-16 de mayo de 1976". 47 años después no ha sido posible retomar aquel homenaje que entonces pretendía rescatar del olvido a Miguel Hernández, dando a conocer su dimensión poética y humana lejos de la manipulación de la cultura oficial, sin olvidar que fue un poeta republicano odiado y condenado por la dictadura a morir en la cárcel.

En palabras de José Rayos, comisario de la exposición junto con Ángel Barceló, "fue un homenaje popular, cultural y también político de gran valor democrático". Y no fue nada fácil a cuatro meses de la muerte de Franco. "Luchábamos contra la dictadura, y pretendíamos revivir y renacer a Miguel Hernández, que estaba en la clandestinidad", recordó Rayos.

Las autoridades políticas trataron de evitar que se celebrara. La mayoría de los actos programados en Alicante, Elche y Orihuela fueron suspendidos o prohibidos. La pintada de murales fue todo un acontecimiento, un gesto artístico y poético subversivo que tuvo una gran significación cultural y política. Una experiencia que relacionó el arte y la poesía con la vida, de la misma manera que lo hizo Miguel Hernández en el tiempo y circunstancia que le tocó vivir, "en medio de las batallas".

En 2012, el Ayuntamiento restauró algunos de los murales de 1976 y promovió la realización de otros con la colaboración de artistas locales y de aquellos que participaron en aquel año. Junto con el aporte ciudadano se pintó el actual Guernica.

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