San Miguel de Salinas ha concluido sus fiestas grandes, las de su patrón, el Santo Arcángel que dio nombre a esta población que se asoma a la laguna salada. Los sanmigueleros ponían el broche final a más de dos semanas repletas de actividades lúdicas y religiosas que han contado con la participación de los vecinos. Y lo hacían con la misa en honor a la imagen religiosa que más se venera y el recorrido, siempre por las calles estrechas y «con costera» de su casco antiguo, de la procesión ya entrada la noche.
Unas fiestas que además no se quedan solo en San Miguel. Los tradicionales y esperados fuegos artificiales que ponen el punto final a la fiesta no solo iluminaron la noche del Campo de Salinas desde su zona más alta, sino que se vieron incluso en las poblaciones vecinas.

Tortas
La víspera, como manda el programa sanmiguelero, tuvo lugar la ofrenda floral y la conocida como la noche de las tortas. Un ritual que arrancó hace más de 40 años y que ha cambiado en las formas pero no en el fondo de esta población apegada a su historia y a sus costumbres.
El Ayuntamiento distribuye tortas de aceite y sal recién horneadas que los vecinos completan con sus propias vituallas. Quien quiere celebra que ya están en el día de San Miguel, y además en horario de madrugada como anticipo de la jornada festiva, ya que, se programó sobre las tres de la madrugada en la barraca popular.
Pregonero
A San Miguel se han podido acercar este final del mes de septiembre muchos vecinos de otros municipios de la Vega Baja. Las fiestas patronales, concentradas sobre todo entre junio y octubre siguen creando, todavía hoy, vínculos entre los pueblos y entre los más jóvenes, como antaño, con mucho margen para la diversión como quedó demostrado en el desfile de carrozas y disfraces. Este año han contado con un pregonero que ha dejado huella a la hora de glosar los actos por el relato evocador su vivencia personal, tan enraizada en los lugares, en el habla y la gente del terruño y por su gran conocimiento de la historia y tradiciones sanmigueleras: el profesor y escritor Tomás Vicente Martínez Campillo.
Fue además el que recordó la esencia. Que el de San Miguel Arcángel, fue el primer enclave colonizador que tuvo éxito en el Campo de Salinas en el primer tercio del siglo XVIII, y «que hasta hace no muchos años era conocido y nombrado simplemente como La Parroquia».
Aunque las primeras poblaciones y la puesta en marcha de una ermita se remonta al año 1600 este año se cumplen 300 años de historia de la propia iglesia levantada en el municipio por orden del cabildo de la Santa Iglesia Catedral del Salvador de Orihuela.
Han sido, en definitiva, unas fiestas para disfrutar y recordar.