La escuela de Miguel Hernández
Una exposición, que se inaugura en octubre, refleja la huella que dejó el Colegio de Santo Domingo en ese niño yuntero que tuvo que abandonar los estudios por imperativo de su padre en marzo de 1925

Curso 1923-1924 en el Colegio de Santo Domingo. Sijé, el segundo por la derecha en la primera fila / Fundación Miguel Hernández
El nuevo Otoño Hernandiano ha empezado con polémica, que ha trascendido a la palestra nacional, por el rechazo del equipo de gobierno de PP y Vox en Orihuela para adherirse a la petición de la familia y de la plataforma ciudadana "Tu pueblo y el mío" para anular los sumarios judiciales contra Miguel Hernández.
Con todo, la programación del ya tradicional evento, organizado por la Concejalía de Cultura, en manos de Vox, honrará la memoria del poeta.
El 24 de octubre, seis días antes del aniversario de su nacimiento, se inaugurará la exposición Centenario de Miguel Hernández en el Colegio de Santo Domingo, en la Casa Museo, que ha organizado, además de la concejalía, la Fundación Cultural Miguel Hernández, Orihuela Cultural y la Fundación Proyecto Puçol para la Educación y la Cultura, que llevará hasta la ciudad un aula muy similar de la época de principios del siglo XX, con los pupitres tal y como eran entonces y toda una recreación para que la muestra sea didáctica, reflejando al poeta estudiante y a ese niño yuntero que tuvo que abandonar sus estudios para trabajar.

Un padre jesuita y niños en el Colegio de Santo Domingo / Información
A menudo ha trascendido que fue autodidacta, pero los estudiosos de su obra también han señalado en las biografías un capítulo que marcó su trayectoria. Su ingreso en el Colegio de Santo Domingo en el curso de 1923-1924 es, en palabras de Tomás Serna, director de la Casa Museo, "el primer gran paso" que estableció los cimientos de lo que después fue. "Allí tuvo su primer contacto con la literatura y con la vocación", prosigue. Es también cuando se da cuenta de que se puede equiparar al resto de estudiantes. Y, además, es donde imagina que puede ser escritor.

Miguel Hernández, arriba en el centro, con sus compañeros y maestro de las Escuelas del Ave María, anexas al Colegio de Santo Domingo en 1921 / Fundación Miguel Hernández
A los 8 años ya estudiaba educación elemental y primaria en las Escuelas del Ave María, anexas a Santo Domingo, pero es el Colegio de Santo Domingo, al que entra a los 12 años para comenzar bachiller, el que le aporta las herramientas, como las traducciones en francés y latín, y el contacto con dos figuras que serían claves. Conoce a Ramón Sijé, al que llama su hermano, "compañero del alma", en la conocida Elegía, y al pintor Francisco de Díe, autor del famoso gallo rojo que ilustra la portada de la revista El gallo crisis, que lleva por subtítulo libertad y tiranía.
En esta publicación literario-católica, dirigida por Sijé, se concentraron algunos artistas y escritores de Orihuela, llegándose a calificar como un punto de encuentro de la cultura de la ciudad.
De Díe también fue el impulsor después de que el Ayuntamiento comprara la casa para convertirla en museo, recuerda Serna, que añade que los dos tendrán presencia en la exposición a través de dos vitrinas.
La muestra, que podrá recorrerse gratis en la sala de exposiciones de la Casa Museo, se clausurará en marzo de 2025, coincidiendo con la fecha -cien años antes- en la que el padre de Miguel decide sacarlo del Colegio de Santo Domingo, solo año y medio después y sin finalizar el curso, con el pretexto de que tiene que ayudar a la economía familiar y porque en realidad "no entiende eso de la literatura ni quiere que su hijo se convierta en religioso al estar en contacto con los jesuitas", apunta Serna.
A partir de ahí, prosigue, "ya no hay rastro" en el colegio. En su casa en la calle de Arriba, junto a la sierra oriolana, empieza el pastoreo ayudando a su hermano Vicente.
Cuando su padre le priva de la oportunidad de continuar con los estudios de manera reglada, es su interés el que le lleva a seguir aprendiendo. Lee a Fray Luis de León, Virgilio, Góngora, Cervantes, Juan Ramón Jiménez... A través de ellos el poeta pastor encuentra la inspiración, la técnica y la decisión para comenzar a escribir sus propias obras.
Es precisamente en 1925 cuando hace su primera incursión literaria como joven poeta, y es fiel reflejo de su compromiso con la sencillez del mundo rural que le rodea: el monte, el paisaje, los animales, la huerta, los árboles... Sus escritos son un abanico de color, una poesía barroca de clara influencia gongorina.
Su formación en esos primeros años y las relaciones que inició entonces marcarían de forma definitiva a ese niño, carne de yugo, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello, que siempre regresará a su huerto y a su higuera.
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