El Ayuntamiento avala el traslado de 3.900 y 560 ejemplares de Tudorella y jarilla cabeza de gato en Cala Mosca
El Consistorio de Orihuela asegura que las especies amenazadas se han reubicado en zonas protegidas del sector donde se prevén más de 2.000 nuevas viviendas

Ejemplares de la planta en el acantilado de Cala Mosca / Salvemos Cala Mosca
Después de que hace nueve meses se hicieran labores de desbroce sobre el sector de Cala Mosca, el último kilómetro sin urbanizar en el litoral oriolano, donde se van a construir más de 2.000 viviendas, la pregunta es dónde están las especies protegidas de flora y fauna. Se han trasladado a zonas protegidas más de 3.900 ejemplares Tudorella mauretanica -un singular caracol- y 560 ejemplares de Helianthemum caput-felis -jarilla cabeza de gato- han sido reubicados y regados periódicamente, según un informe del Ayuntamiento de Orihuela sobre el programa de vigilancia y seguimiento ambiental de estas especies amenazadas.

Panorámica del sector urbanístico donde están previstas 2.200 viviendas / Tony Sevilla
El informe sale ahora a la luz después de que la asociación vecinal y ecologista Salvemos Cala Mosca se preguntara con preocupación por el destino de esta planta y este molusco en peligro de extinción que se encontraban en el entorno.
Fue en mayo del pasado año cuando la Generalitat, a través de la Dirección de Medio Natural, autorizó a los constructores de Cala Mosca a traslocar varios ejemplares de fauna y flora protegidas que se encontraban fuera de los terrenos que, según el proyecto de urbanización aprobado, serían destinados a una microrreserva.
Desde entonces, aseguraba la asociación, no se ha tenido información actualizada sobre el estado de los ejemplares trasladados ni sobre su adaptación en la microrreserva. Tampoco se conoce en detalle el procedimiento empleado en la traslocación de estas especies ni si se han implementado medidas de seguimiento y control para garantizar su supervivencia en su nuevo entorno.
De hecho, uno de sus grandes temores era la posible desaparición de estas especies en el área afectada. Cambiemos esta semana se hacía eco de esta incertidumbre y exigía conocer el estado de estas especies protegidas después del desbroce producido en la zona, que, aseguraba la formación, amenaza su hábitat natural. Así, pedía al Ayuntamiento que informara sobre el estado actual de las especies trasladadas y las medidas de seguimiento.
No en vano, su protección era una condición sine qua non para la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental y la concesión de la licencia del proyecto urbanístico. De hecho, durante la fase de ejecución de las obras de urbanización, que se encuentran en ejecución sobre un 70 % de la superficie de esta unidad, se advirtió la presencia de especies de flora y fauna protegidas, lo que propició su paralización en 2007. Para garantizar su conservación, la Dirección General de Medio Natural y Evaluación Ambiental impuso una serie de condicionantes en 2018 para poder continuar con la urbanización, lo que hizo que la promotora hace dos años cambiara su plan de reparcelación para adaptarse al hábitat de estas especies.
Inspecciones
El Ayuntamiento insiste en su informe en que las personas responsables de la supervisión y ejecución de los trabajos que implican la manipulación de las especies protegidas cuentan con la autorización de la Conselleria de Medio Ambiente. Además, recalca que las actuaciones han sido supervisadas por técnicos de la conselleria, agentes del Seprona y especialistas universitarios, que "han validado la eficacia de las medidas adoptadas".
En la última inspección, el pasado mes de enero, el Seprona confirmó que "las acciones de restauración cumplen con la normativa ambiental vigente y han sido altamente beneficiosas para la conservación del entorno".
Queda pendiente, según el mismo informe, reforzar la población de la jarilla cabeza de gato con la plantación de 3.239 nuevos ejemplares, instalar un vallado perimetral de la zona de conservación y mejorar los accesos, así como eliminar y señalizar la zona para minimizar el impacto humano.
Hasta ahora, también se han construido albarradas con material natural para frenar la erosión, se han instalado refugios específicos para Tudorella mauretanica con piedras y troncos y se han reconstruido los márgenes de piedra seca que delimitaban los antiguos bancales agrícolas.
Además, se han plantado 1.274 ejemplares de flora autóctona y se han recolectado semillas de jarilla cabeza de gato para garantizar su regeneración futura. Asimismo, se están realizando visitas guiadas para escolares y profesionales para promover la conservación de estos ecosistemas y se ha instalado cartelería informativa y vallados para delimitar zonas restauradas.
Otra de las actuaciones ha consistido en eliminar especies invasoras, como la Acacia saligna, mediante métodos manuales, mecánicos y la aplicación de herbicidas autorizados, al mismo tiempo que se han retirado residuos urbanos y escombros.

Desbroce en el sector urbanístico, en mayo del año pasado / Salvemos Cala Mosca
De hecho, en mayo se justificó el traslado de las especies protegidas por la necesidad de llevar a cabo trabajos de desescombro de vertidos ilegales producidos hace tiempo en la zona. Ese mismo mes, Salvemos Cala Mosca denunció ante el Seprona la posible desaparición del Tudorella y puso en conocimiento de la Fiscalía que, durante estos trabajos, se llevó a cabo un desbroce generalizado, eliminando un número significativo de ejemplares de jarilla cabeza de gato, destruyendo su hábitat natural en una de las áreas que alberga una de las mejores poblaciones conocidas de esta especie en la zona.

Ejemplar de Tudorella mauretanica en la zona / Salvemos Cala Mosca
Poco después, los concejales de Costa y Urbanismo, Manuel Mestre y Matías Ruiz, se trasladaron al lugar para ver de primera mano los trabajos de traslocación de las especies junto al ambientólogo de la consultora contratada por la promotora para la dirección y vigilancia de las obras de restauración ambiental, Pablo Perales.
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