TORREVIEJA

Las obras del puerto de Torrevieja cercan los vestigios del baluarte defensivo del siglo XVIII

La zona de acantilado bajo el paseo de Las Rocas junto al Hombre del Mar cobija algunos de los sillares del antiguo fuerte con seis piezas de artillería que se encargó de la seguridad costera de la población

Estos son los restos del baluarte que defendió a Torrevieja de los ataques marítimos en el siglo XVIII

D. Pamies

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TORREVIEJA

En plena vorágine constructora y remodeladora de espacios urbanos que deja una imagen de grúas, hormigoneras, grandes camiones y excavadoras en el centro marítimo de Torrevieja, el pasado lo tiene difícil para ocupar su lugar. Una de las zonas sensibles para rescatar alguno de los elementos que hablan de la historia de Torrevieja es la misma fachada marítima, que se encuentra en plena transformación con el nuevo aparcamiento y locales de ocio que construye y explotará un empresario privado y la remodelación del paseo del dique de Levante, promovida por el Ayuntamiento. 

Paseo del dique de Levante

Es precisamente ahí, en el arranque de las escaleras de subida al dique de Levante y el comienzo del popular paseo de las Rocas, donde investigadores han identificado restos pertenecientes a un antiguo baluarte que estuvo encargado de la seguridad costera de la ciudad desde finales del siglo XVIII. De esta construcción se da cuenta en mapas y cartografía de la época, localizada en lo que antaño se denominaba Punta Cornuda, y hoy todos conocemos como el Hombre del Mar.

Se encuentran sobre el mismo nivel del mar, y se pueden observar casi a simple vista: unos sillares de piedra calcárea blanca que destacan entre las rocas del acantilado bajo.

Ubicación en punta Cornuda del Baluarte según el plano de Lorenzo Medrano de 1806 (A). Sillar mayor del Baluarte (B) en cuya zona inferior derecha se aprecia la hendidura en forma de “cola de milano”. Sillar menor del Baluarte (C).

Ubicación en punta Cornuda del Baluarte según el plano de Lorenzo Medrano de 1806 (A). Sillar mayor del Baluarte (B) en cuya zona inferior derecha se aprecia la hendidura en forma de “cola de milano”. Sillar menor del Baluarte (C). / Juan Antonio Pujol

Cala Cornuda

Juan Antonio Pujol, autor de un artículo donde analiza el patrimonio industrial de cantería de la primitiva Torrevieja, señala que los sillares proceden de la batería que se proyectó en Cala Cornuda y que son los últimos testigos de la estructura defensiva que protegía las costas torrevejenses, a sus barcos y a sus gentes, de ataques por mar. «Delante del lugar que ocupó la batería se observan los sillares rectangulares.

Bloques

El hecho de que no se hayan encontrado restos de una cantera en los alrededores, ni se tenga constancia de ella por la documentación histórica, sugiere que esos bloques formaran parte de los cimientos de la antigua batería de Punta Cornuda».

Y añade: «La muesca que se observa en el lateral del sillar mayor corresponde a la unión con el sillar contiguo mediante la técnica arquitectónica utilizada para unir grandes sillares conocida como ensamble en cola de milano, utilizando grapas que podían ser de madera, hierro o plomo para trabar los sillares entre sí». 

Uno de los sillares identificados como restos del antiguo baluarte de Torrevieja

Uno de los sillares identificados como restos del antiguo baluarte de Torrevieja / D. Pamies

Estudios

Los profesores de la Universidad de Alicante Juan Antonio Marco, Pablo Giménez y Alfredo García señalan, por su parte, que un primer plano de este proyecto defensivo data de 1775. Fue diseñado por Joseph Branly, ingeniero delineante que centró en aquellos años su actividad para la Corona en la emergente Torrevieja -levantó también plano del cortijo de la Real Hacienda y del embarcadero y la Era de la Sal-, y había estado vinculado a la construcción de las nuevas poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. 

Aunque no sería hasta 1806 cuando otro proyecto del ingeniero militar Mariano del Río, en copia de Lorenzo Medrano -también ingeniero y militar-, reflejara la batería con una capacidad para seis piezas de artillería, alojamiento para un oficial y sesenta soldados y todos los elementos propios de una obra para la defensa de la rada, de la población y de las productivas salinas.

Por referencias documentales, Pujol explica que hacia 1862 el fuerte se encontraba «arruinado» y en el centro de su explanada entró en servicio un fanal o luz de puerto.

Monumento al hombre del mar de Torrevieja

Monumento al Hombre del Mar de Torrevieja / D. Pamies

Ruinas

«Las ruinas de esta nueva construcción fueron totalmente demolidas en los años 70 del siglo XX». Esos sillares son ahora el último vestigio de una parte de la historia local que habla de la importancia estratégica de una población volcada hacia el mar.

Quedaron en el rincón donde siempre estuvieron, protegidas por el mismo desconocimiento de su valor entre otras piedras y otras rocas de anteriores fachadas marítimas, junto al aliviadero de urgencia de un bombeo de aguas residuales.

Ahora, una nueva transformación más extensa y más intensa del lugar que ocupan desde hace más de 200 años amenaza su conservación. 

Según las recreaciones virtuales de los proyectos que el Ayuntamiento tiene previsto acometer en la zona, no deberían afectar directamente a los restos, aunque se van a quedar a escasos metros. Tampoco sería fácil actuar en esta zona sujeta a dominio público marítimo y sujeta a autorizaciones de Costas.

No es tan difícil

Pero las recreaciones con amables imágenes virtuales no siempre se ajustan a toda la realidad. Que se lo digan a quienes contemplaban desde sus balcones en el paseo Vista Alegre, la plaza Waldo Calero o paseo de La Libertad la bahía de Torrevieja y ahora no la encuentran. 

Un grúa y un camión bastarían para rescatar los sillares.

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