HUERTA TRADICIONAL

Rojales y Guardamar impulsan la protección como BIC de todos los juzgados de Aguas de la Vega Baja

Las entidades seculares invitan a todos los representantes de las quince comunidades, sindicatos e instituciones que riegan directamente del Segura a sumarse a la solicitud conjunta

El azud de Rojales y su noria es una de las principales infraestructuras hidráulicas del regadío tradicional de la Vega Baja

El azud de Rojales y su noria es una de las principales infraestructuras hidráulicas del regadío tradicional de la Vega Baja / Tony Sevilla

D. Pamies

D. Pamies

ROJALES/GUARDAMAR DEL SEGURA

Los Juzgados de Aguas de Rojales y Guardamar del Segura han celebrado una reunión para iniciar los trámites que lleven a su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial. Estos Juzgados de Aguas han estado asesorados por la catedrática de la Universidad de Alicante Magdalena Martínez Almira, una de las mayores especialistas del regadío tradicional y del Derecho andalusí relacionado con el agua. La catedrática también colaborará con los dos juzgados para reformar sus estatutos.

Acequia de la huerta de Rojales, en una imagen de archivo

Acequia de la huerta de Rojales, en una imagen de archivo / INFORMACIÓN

Segura Transparente

En el acto participaron la senadora Ana Martínez, miembros de Segura Transparente como José Manuel López Grima y concejales del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Rojales, además del nuevo síndico general del juzgado de aguas rojalero, Eduardo de Gea. Se da la circunstancia de que los Juzgados de Aguas de ambas poblaciones tradicionalmente están presididos por los alcaldes.

Los dos juzgados han hecho extensiva esta iniciativa a todas las entidades seculares de la gestión del riego tradicional de la Vega Baja para sumarse a la tramitación de esta protección y se realice a través de una propuesta conjunta que velará en esencia por la conservación del legado inmaterial de funcionamiento de las entidades de riego, que se definen por contar con un juzgado de carácter tradicional y consuetudinario.

La catedrática María Magdalena Martínez Almira y el síndico general del Juzgado de Aguas de Rojales, Eduardo de Gea

La catedrática María Magdalena Martínez Almira y el síndico general del Juzgado de Aguas de Rojales, Eduardo de Gea / INFORMACIÓN

Objetivo

El objetivo se centra en la protección de estas instituciones encargadas de la gestión de un bien público tan importante como es el agua. Juzgados, sindicatos y comunidades de regantes han hecho posible el mantenimiento de los regadíos tradicionales de la huerta de la Vega Baja, gracias a la transmisión de prácticas y conocimientos que tienen origen árabe andalusí y permiten, a día de hoy, la existencia de una de las agriculturas más sostenibles de Europa, en la que un mismo caudal captado del río Segura puede regar hasta tres bancales distintos.

Derecho andalusí

Los Juzgados de Aguas representa a la comunidad de regantes y tahúllas regadas, ya que el derecho a riego está ligado, como lo concretaba el Derecho andalusí, a la posesión de la tierra. Así, los juzgados cumplen una doble función: la de gestión del sistema de riegos de la huerta, desde un punto de vista técnico y administrativo, y la judicial, dirimiendo los conflictos ocasionados por el reparto del agua

Tras la primera reunión los Juzgados Privativos de Aguas de Rojales y Guardamar han convocado al resto de sindicatos y juzgados a la reunión que tendrá lugar el próximo 1 de abril en el centro sociocultural de Rojales. Están invitados los representantes de otras quince entidades de riego: los juzgados de aguas de Callosa de Segura, Azud de Alfeitamí de Almoradí y Formentera del Segura, además de los sindicatos de riego y comunidades de regantes de Daya Vieja, San Fulgencio, Benijófar, Dolores, Cox, Granja de Rocamora, Huerta de Albatera, San Isidro, Catral y Comunidad de Regantes Margen Derecha del Río Segura. La propuesta abarca además a dos comunidades del Baix Vinalopó: la de San Felipe Neri y la Comunidad de Regantes Los Carrizales del Camp d’Elx. Todas tienen en común que riegan del río Segura.

Bancal de la huerta de Rojales regado a manta, en una imagen de archivo

Bancal de la huerta de Rojales regado a manta, en una imagen de archivo / INFORMACIÓN

Orihuela

La excepción a esta invitación es el Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela y pueblos de su marco: Algorfa, Benejúzar, Bigastro, Jacarilla, Rafal y Redován, así como pequeñas zonas de los términos de Almoradí y Callosa de Segura y que engloba a 12.000 regantes, que logró este reconocimiento oficial a principios de febrero de 2025. 

Un espacio físico sin blindaje

Las iniciativas impulsadas en las últimas décadas para proteger físicamente y de forma global la huerta tradicional, desde el punto de vista paisajístico y patrimonial, han caído en saco roto.

Más allá de la protección puntual como bienes de relevancia local o BIC de elementos de esa huerta y la genérica por la gran capacidad agrológica de sus suelos, el último intento fue el Plan de Acción Territorial de la Vega Baja, que el Consell del Botànic arrumbó en un cajón tras presentar su versión preliminar por la presión del sector de la construcción de segunda residencia. Ahí sigue.

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