El Caballero Cubierto guía a una Orihuela de luto

El psiquiatra Amadeo Valoria representa a una de las figuras más emblemáticas de la Semana Santa oriolana entrando en la catedral con el privilegio de no quitarse el sombrero, donde es recibido por el obispo en la procesión del Santo Entierro

Procesión del Santo Entierro con el Caballero cubierto y La Diablesa en Orihuela

Matías Segarra

Loreto Mármol

Loreto Mármol

Con honor, tradición y el sentir más profundo, Orihuela celebró este Sábado Santo con un afligido luto la procesión del Santo Entierro, que aspira a ser declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial. Un Amadeo Valoria tranquilo, sosegado y recogiendo la virtud otorgada como Caballero Cubierto abrió el cortejo procesional guiando el camino del Cristo Yacente acompañado por la banda de Cornetas y Tambores Auxilium. Entre sus manos, el estandarte símbolo de la fuerza, la fe y el respeto de todo un pueblo: el pendón enlutado de terciopelo negro que se asemeja a la bandera de la ciudad con los atributos de la Pasión bordados en oro y el escudo.

Así, comenzó el cortejo fúnebre arropado por la Hermandad del Caballero Cubierto, para la que este año es especial al haber sido distinguida con el nombramiento de Cofrade de Honor por la Cofradía de la Samaritana. En total, 15 caballeros que antes tuvieron el mismo honor, a excepción de Ángel Sánchez Cánovas, que este año al haber sido glosador del pregón de Semana Santa procesionó con la junta mayor.

Al igual que la procesión del Silencio, se cataloga dentro de las diez mejores de España dadas sus singularidades. En ella procesionan los hombres vestidos con chaqué y las mujeres con vestido negro de mantilla, participando todos los estamentos de la sociedad oriolana.

Se trata de la única procesión que organiza el Ayuntamiento, una antigua tradición que se mantiene desde el siglo XVII. En un camino de redobles de tambor, sonido de bocinas y cantos que parte de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina hasta la Catedral del Salvador y Santa María, la figura del Caballero Cubierto simboliza todas las virtudes de las que Orihuela se siente orgullosa, siendo el personaje de más relieve de toda la Semana Santa oriolana, declarada de Interés Turístico Internacional.

Es la Corporación local la que, a propuesta de la comisión de festividades, designa a la persona que por su nobleza, relevantes méritos y amor a la ciudad se ha hecho merecedora del privilegio de no descubrirse cuando pasa por el interior de los templos que atraviesa en el recorrido, por bula del Papa Paulo V en 1620.

Los tronos

A continuación la palma balanceante que sostiene San Juan (siglo XVIII), portado por alumbrantes del Ecce-Homo. Después, el triunfo de la Cruz sobre el mundo, el demonio y la carne, popularmente conocido como La diablesa (1695), de Nicolás de Bussy, a hombros de los costaleros de la pedanía oriolana de Raiguero de Bonanza. Este paso tiene prohibido entrar en la catedral, por lo que sus fieles y cofrades siguieron por la calle Mayor incorporándose a la procesión en la confluencia de la plaza de la Soledad con la calle Alfonso XIII.

Seguidamente, el Cristo Yacente (1942), de Séiquer Zanón, en urna de Balaguer, avanzó entregado al paso de los costaleros del Raiguero de Bonanza, aguantando el peso del dolor y la pena.

"Ten piedad de mí, oh dios. Conforme a tu misericordia", recitaron los cantores de la Primitiva Pasión Federico Rogel tras la Virgen de la Soledad (1954), que iba lagrimosa tras su hijo portada por componentes de la Hermandad de los Pilares de la Soledad.

Entrando Valoria por la puerta del Loreto y pasando cubierto y con frac bajo las naves de las cinco veces centenaria catedral, frente al obispo de la Diócesis, José Ignacio Munilla, su cabeza fue la de Orihuela entera. La huerta al completo estaba de luto. Las flores de azahar huelen a cera e incienso y hay cierto aroma a huevo y azúcar, con el saber de ser redimidos.

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