El legado que desapareció con el derribo del convento de Capuchinos de Orihuela
Un libro analiza los entresijos del popular barrio del Rabaloche y reclama el regreso de las obras de arte que se dispersaron por otras poblaciones

Vista de Orihuela y su Arrabal Roig desde la Puerta de Murcia a finales del siglo XIX / Ministerio de Cultura
Orcelis, Hargwala, Orile, Aurariola, Orihuela ha sido una ciudad con una historia rica e intensa bajo el embrujo de lo fronterizo. Uno de sus barrios más representativos y populares, el Arrabal Roig o Rabaloche, que transcurre entre la Esquina del Pavo y el convento de Santa Ana habitado por los franciscanos, ha sido escenario de mitos, leyendas y apariciones marianas que han marcado la identidad oriolana, como la Armengola, el hallazgo de la patrona de la ciudad -Nuestra Señora de Monserrate- o la Virgen de la Fe.
El libro Memoria y territorio: el Arrabal Roig y el legado capuchino en la ciudad de Orihuela, una monografía editada por el Ayuntamiento de Orihuela, con la colaboración de Caja Rural Central y del exconcejal Dámaso Aparicio, por el compromiso con su barrio, analiza su evolución histórica y urbanística desde sus orígenes islámicos hasta la actualidad, así como sus principales edificios, como el Santuario de Monserrate y el desaparecido convento de Capuchinos, que le dio carácter.
Los historiadores del arte Mariano Cecilia, Gemma Ruiz y Vicente Enrique Pérez Cánovas ahondan en este antiguo espacio conventual, localizado a las afueras de la ciudad, que fue derribado en 1977 con el fin de construir viviendas sociales que, paradójicamente, en la actualidad son uno de los principales focos de marginalidad.

Vista del Rabaloche en la primera mitad del siglo XX / Ministerio de Cultura
Su desaparición representó la ruptura del tejido social cuidadosamente trazado a lo largo de siglos y significó una pérdida de patrimonio mueble de carácter histórico-artístico y cultural con el traslado de sus obras a otras poblaciones.
Con el objetivo de la recuperación de la memoria histórica de este espacio urbanístico, la publicación incluye un catálogo con la localización actual de parte del patrimonio que se dispersó.

Presentación del libro en la parroquia de Santiago el Mayor / Información
El hallazgo de la Virgen
Por ejemplo, la imagen de Virgen de la Fe, que ha tenido a lo largo de su historia una gran devoción en Orihuela, se encuentra en el Colegio San Buenaventura de Murcia, donde está la talla moderna que se realizó tras la Guerra Civil a semejanza de la anterior.
La imagen de Virgen de la Fe, que ha tenido a lo largo de su historia una gran devoción en Orihuela, se encuentra en Murcia
Se cuenta que el hallazgo de esta santa fue gracias a Fray Gaspar Juan de Orihuela, sacerdote capuchino, que se encontraba en el huerto del convento retirando unas malas hierbas del muro perimetral cuando halló una pequeña cueva donde estaba la imagen de la Virgen.
El sacerdote realizó un pequeño altar en el lugar del hallazgo, donde le rezaba todos los días hasta que le curó de un pequeño tumor que tenía en la muñeca. Fue uno de los milagros que la hicieron famosa y que le valió para que la trasladaran a un altar nuevo dentro de la iglesia del convento.

Vista aérea de la parroquia de Santiago en la primera mitad del siglo XX / Ministerio de Cultura
Según la tradición esta imagen estaba en una ermita en el castillo, bajo la advocación de Orión. Con la llegada de los musulmanes a Orihuela se trasladó por temor a que fuese profanada y se colocó en un nicho de una casa de la parte baja del monte, en el Raval Roig. Allí quedó olvidada hasta que en el siglo XVI se la vuelve a descubrir por Juan Martínez, que trató de llevarla a un altar que él mismo había realizado en su casa, pero la Virgen, que era colocada de pie, siempre se la encontraba acostada al día siguiente. A modo de señal la devolvió al nicho en la que la había encontrado. De nuevo volvió a estar escondida, hasta que tiempo después los capuchinos compraron varias casas, siendo una de ellas la que contenía el nicho.
Con el paso del tiempo fue ganando devotos en Orihuela gracias a la cantidad de milagros que se le atribuyen, la mayoría teniendo a niños como protagonistas.
Las Tres Ave Marías y el Cristo de la Sangre
Cecilia también destaca obras como las Tres Ave Marías o el Cristo de la Sangre, que se localizan en la localidad murciana de Totana. La primera, del valenciano Enrique Galarza, que realiza esta escultura tras su destrucción en la Guerra Civil a semejanza de la ejecutada por su maestro Venancio Marco. En la actualidad, se encuentra presidiendo el templo en el altar mayor, mismo lugar en el que estaba en el convento capuchino de Orihuela.
Las Tres Ave Marías y el Cristo de la Sangre se localizan en la localidad murciana de Totana
En la segunda se representa a Cristo Crucificado al estilo particular del Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy en la ciudad de Murcia.

Plaza de Monserrate en la primera mitad del siglo XX / Ministerio de Cultura
Divina Pastora
Otro de los legados que los capuchinos dejaron en Orihuela fue la devoción a la Divina Pastora, que llegó a tener mucho arraigo en el barrio. Los vecinos costearon una nueva imagen al imaginero valenciano Enrique Galarza tras la Guerra Civil, que acabó en Orito (Monforte del Cid).
La imagen de la Divina Pastora acabó en Orito (Monforte del Cid)
"Sería interesante estudiar la procedencia de los elementos artísticos, pues si fueron costeados por los fieles deben pertenecer a los oriolanos", apunta el libro, que se ha presentado en la parroquia de Santiago el Mayor con la intervención del alcalde Pepe Vegara.
"Es una verdadera pérdida del patrimonio oriolano, y debería de lucharse por su vuelta", concluye la publicación. A día de hoy aún quedan muchos cabos sueltos en cuanto a estos objetos dispersos, pues todavía hay muchos que no han salido a la luz y que se conservan en colecciones particulares.
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