Cada vez hay más gente, de todas las edades, que se decide a viajar sola. Las personas buscan organizar su propio horario, hacer las cosas a su manera y, por otra parte, ponerse a prueba: no se actúa igual si se está con la pareja, un grupo de amigos o solo, completamente solo. El periplo se convierte, también, en un viaje interior en el que uno se conoce a sí mismo fuera de su zona de confort. Con tiempo a analizar las ideas en profundidad, haciendo de su soledad una experiencia inolvidable

Cada vivencia es personal e intransferible, pero este decálogo formado por las opiniones de varios viajeros solitarios, puede ayudarte a la hora de emprender una ruta sin más compañía que el sonido de tu ipod.

1. Improvisación

La actitud para viajar solo es estar abierto a todo, y ello implica a apuntarse a cualquier plan que surja o darle la vuelta a la tortilla cuando ocurre algo inesperado. Ésto no significa que no te documentos de las peculiaridades de tu destino, pero se trata de no planear minuto a minuto todos tus movimientos y vivir el día a día de tu viaje.

2. Abre tu mente

Es la oportunidad ideal para conocer gente, reencontrarse con uno mismo... Ser amable con las personas te hará sentir bien y, seguramente, te ayudará a descubrir rincones, restaurantes, alojamientos y tiendas del lugar que visitas y que no aparece en las guías turísticas.

3. Estate alerta ante los posibles peligros

Aunque viajar solo no conlleva riesgos extra es importante mostrarse cauto a la hora de elegir el destino, las calles, los establecimientos que quieras visitar... Lo normal es que no pase nada, pero en caso de peligro, estar solo complica la resolución de los problemas que puedan aparecer.

4. Crea contactos donde te alojes

Si sales por la noche, deja una nota en la habitación en la que digas que te vas, sobre qué hora vas a volver, si has quedado con alguien... También es aconsejable no emborracharse: cuando se viaja solo hay que tener abiertos los cinco sentidos en todo momento.

5. Deja tus documentos en un lugar seguro

En este sentido, sí que es mejor ser previsor. No está de más que hagas copias de tus documentos y que o bien se las dejes a alguien de confianza del país que visitas o bien te las mandes por correo electrónico. Lleva en tu maleta una fotocopia de los papeles, no los mezcles con los originales, por si los extravías. Existen billeteros interiores, bolsillos internos... que complican la extracción o pérdida de los documentos y del dinero.

6. Busca alojamiento en grupos o en familias de acogida

Ir a un albergue o a una casa familiar tiene dos ventajas: conocerás a otros viajeros solitarios y, además, ahorrarás dinero. Puede que cada día cambies de compañero de habitación pero todas y cada una de las personas que se crucen en tu camino ayudarán a tejer una historia irrepetible.

7. Controla tu presupuesto

Éste es uno de los grandes beneficios de viajar solo: gastarás aquello que quieras o puedas gastar. Calcula un presupuesto e intenta ceñirte a él durante el viaje. También es importante planear bien tu dinero en efectivo. Usa los cajeros para obtener dinero y no saques grandes cantidades de una vez. Guarda un fondo de dinero en otro lugar de donde lleves el "cash", por si hay alguna emergencia.

8. No tengas miedo a montar un número

Ve siempre a lugares públicos, pregunta a desconocidos que te inspiren confianza y si notas que se cuece algún tipo de situación peligrosa o de timo, no tengas miedo a montar un número. Seguramente te convertirás en el centro de todas las miradas pero puede evitarte un disgusto.

9. Disfruta de tu libertad

Los mejores restaurantes para conocer a gente o entablar alguna conversación son aquellos que cuentan con mesas comunes o a cafeterías. Son sitios muy sociales y en los que es habitual encontrar wifi gratuito para ponerte al día con tus amigos o familiares.

10. Ama la gastronomía

Probar los platos típicos de un lugar es una manera de adentrarse en la cultura, entablar conversación con el camarero o comensales, descubrir nuevos sabores... Cuando regreses a casa volverás a tus platos y tus sabores conocidos. No desaproveches la oportunidad de degustar algo autóctono; quién sabe si volverás a repetir esa experiencia.