El Monte Igueldo, la Isla de Santa Clara o el Monte Urgull como baluartes de la hermosa Bahía de La Concha; el Peine del Viento, el Paseo de La Concha, el Ayuntamiento, La Parte Vieja o el mismísimo Kursaal, sede del festival de cine... Iconos inconfundibles de la ciudad del bergantín de oro. Junto a ellos, otra San Sebastián queda al margen de las miradas más glamurosas y, aunque menos conocida, nos ofrece lugares fascinantes que supondrán un plan inesperado y excepcional en nuestra visita a la Bella Easo. Este verano te promonemos un paseo por la cara menos famosa de una de las ciudades más fotografiadas de la geografía española.

Katxola, una joya etnográfica caserío sidrería

En el borde occidental del Bosque Miramón nos topamos con un antiguo caserío-lagar fundado en la segunda mitad del siglo XVII. Con actividad hasta casi mediados del siglo pasado, constituye uno de los pocos y mejores ejemplos de este tipo de construcciones en el País Vasco. Katxola fue granja hasta 1917 y desde entonces sidrería abierta al público y gestionada por la misma familia generación tras generación. Trasladado piedra por piedra a su actual ubicación con el fin de salvarlo de su demolición, en su interior es posible contemplar la maquinaria empleada para producir la sidra, así como múltiples instrumentos y objetos de gran valor etnográfico. ¡Un dato curioso! Pese a su estructura de madera en la construcción no hay un solo clavo.

El cautivador Palacio de Aiete

A mitad de camino entre el Bosque Miramón y la Bahía de la Concha, el Parque de Aiete nos brinda un lugar hechizante. El antiguo Palacio de Aiete - hoy en día rehabilitado - así como sus soberbios jardines son de extraordinaria belleza. Construido en el siglo XIX y reconvertido en Casa de la Paz y los Derechos Humanos, vio en el pasado recorrer sus estancias a un buen número de personajes ilustres, además de haber sido residencia de verano de Francisco Franco durante sus años como jefe de Estado. En sus jardines - diseñados por el jardinero real Ducasse formado en Versalles como Arquitecto de jardines - y frente al palacio, un innovador Centro Cultural semienterrado sorprende emergiendo a ras de suelo con una paleta multicolor. El parque la completo abarca una superficie de 74.000 metros cuadrados y cuenta con jardines y paseos, espacio para juegos infantiles, pabellón de bonsáis, bar, restaurante etc.

El cementerio de los ingleses en la falda del monte

Abandonamos el sur de la ciudad y nos dirigimos hacia una de las laderas del «orgulloso» Monte Urgull para adentrarnos en un lugar cargado de historia. Un cementerio con los restos de los militares británicos que fallecieron durante la defensa de la ciudad de San Sebastián en el contexto de las Guerras Carlistas, en el siglo XIX. Tras la pomposa inauguración del cementerio en 1924, con la presencia de las reinas Victoria Eugenia y María Cristina, así como de otros integrantes de la familia real y varias personalidades diplomáticas, el conjunto de tumbas y mausoleos cayó en el olvido. La vegetación y el paso del tiempo fueron creando un recinto mágico, casi místico, que bien merece una visita. Un paseo entre lápidas y maleza que sobrecoge al visitante en los días de llovizna y que aleja de la típica postal de San Sebastián.

Albaloa: La factoría marítima vasca un astillero diferente

A las afueras de San Sebastián, en un continuo urbano que discurre hacia el este desde el centro histórico hasta la Bahía de Pasaia, el Paseo de Ordantxo nos regala un espacio renovado donde el antiguo astillero se ha convertido en un innovador taller en el que se pone en valor la construcción naval artesanal de siglos pasados. La Factoría Marítima Vasca abre sus puertas al público para mostrar esta rescatada sabiduría y nos sumerge en un viaje por las embarcaciones históricas y el mundo marítimo que no nos dejará indiferentes. Talleres, escuelas de carpintería y navegación (lunes cerrado).