Aunque pueda parecer raro, existen ciudades hermanadas repartidas por todo el mundo. Barcelona, por ejemplo, tiene 23 hermanas, mientras que Sevilla cuenta con 18. Las razones por las que las urbes mantienen estas relaciones pueden variar, desde la promoción de acciones culturales o turísticas a la colaboración en proyectos de diversa índole.

¿Cómo surgió este fenómeno?

Los hermanamientos son una práctica muy extendida por todo el mundo. Comenzaron a surgir tras la II Guerra Mundial y, mientras entre Estados Unidos y la URSS comenzaba a gestarse un conflicto, en Europa surgieron algunas de las instituciones más importantes de la Comunidad Internacional. Fue entonces cuando apareció el concepto de hermanamiento.

El objetivo era, en primer lugar, el intercambio cultural entre diferentes regiones, aunque con el paso de los años se añadieron otras finalidades como la solidaridad y la cooperación. El francés Jean Bareth, uno de sus impulsores, lo definía como un encuentro entre dos municipios que deciden actuar conjuntamente para contrastar sus problemas y desarrollar lazos de amistad. Este ha sido el caso de Madrid con algunas de las capitales de Iberoamérica o ciudades como Río de Janeiro, cuyo hermanamiento ha servido como declaración solidaria y de cooperación. Sin embargo, la mayoría han sido un producto de intereses políticos antes que de cooperación.

Lo destacable es la posibilidad de establecer programas de intercambio, siendo los jóvenes los mayores beneficiarios. Por ejemplo, en el seno de la UE se facilitan los intercambios Erasmus.

Las razones

Hay que tener en cuenta que muchas ciudades hermanas se vinculan así por cuestiones puramente políticas. Son el resultado de los cambios en las relaciones geoestratégicas de sus gobernantes. Por ejemplo, La Habana está unida a 46 urbes entre las que se encuentran Madrid y Barcelona.

Por otro lado, destaca la proximidad geográfica. Se trata, en este caso, de localidades que deciden establecer buenas relaciones para evitar conflictos, abaratar gastos, hacer intercambios, etcétera. En nuestro país hay varios ejemplos de este tipo de uniones, como es el caso de Albuñol, un municipio de Granada hermanado con Alhucemas, Arcila e Ifrán. En la misma línea, la mayoría de los ayuntamientos de la provincia de Huesca están hermanados con pueblos de Francia. Y por último Ayamonte, en Huelva, y Vila Real de Santo António, en el Algarve portugués, tienden así un puente para unir las dos localidades y establecer relaciones de tipo económico.

Otro de los motivos clave es el recuerdo natal o fundacional. Cuando los españoles fundaban una ciudad recurrían a ponerle nombres relacionados con sus orígenes, por lo que hay ciudades que se llaman de la misma forma o que tienen relaciones semánticas en su nombre a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, la ciudad de Granada está hermanada con Alhambra, en Estados Unidos. Asimismo, había algunos fundadores que llamaban a los nuevos asentamientos exactamente igual que los lugares donde habían nacido. Por eso algunas ciudades se han hermanado con sus homónimas, como es el caso de la Guadalajara española con la que existe en Jalisco y con Guadalajara de Buga, en Colombia, de Córdoba, con sus tocayas argentina y mexicana, y de Valencia con su homónima venezolana.

Otro de los motivos más frecuentes al hermanar ciudades es que tengan una actividad económica similar. Por ejemplo, Marbella y Miami Beach, o Punta del Este, Doha y Jeddah (Arabia Saudí). Lo que las relaciona es que todas son destinos vacacionales de lujo. También destaca aquí el hermanamiento entre Barcelona y Boston por sus lazos científicos y empresariales. Y la unión entre Bilbao y Pittsburgh desde los años 70 debido a su historia ligada a la industria del acero.

Se pueden destacar otros nexos muy curiosos, como sería el caso de Sevilla hermanada con Kansas City, ciudad norteamericana que da nombre a una de las principales avenidas de la ciudad andaluza. La razón es que, durante la visita del promotor J.C. Nichols, este quedó enamorado de La Giralda y construyó en Estados Unidos el centro comercial Country Club Plaza, con una réplica de la misma.

Por otra parte, el hermanamiento no solo se da entre ciudades de diferentes países; en España tenemos ciudades hermanas, como Móstoles, que lo está con siete ciudades del territorio: Bailén, Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Navia, Zaragoza y Oviedo.

En suma, las ciudades hermanadas se vinculan generalmente por diferentes razones, pero el objetivo final es siempre y de manera general la cooperación, la economía y el intercambio cultural. Algo muy enriquecedor, sea cual sea su país de origen.