La sostenibilidad ha entrado de lleno en cualquier ámbito de la producción, incluso en aquel que tiene que ver con el mobiliario que adopta residuos de plástico como materia prima para la fabricación de productos de uso cotidiano, que van desde mesas auxiliares a estanterías o textiles. En el camino hacia una economía más circular, se espera que la Unión Europea recicle en 2025 el 50% de los envases de plástico que se utilizan y el 55% en 2030, es decir, el doble que lo estipulado en la normativa de 1994. Actualmente, esos envases suponen el 40% del uso del plástico y el 60% de los residuos en la Unión Europea.

Después de que la industria de la moda haya abierto el abanico a las tendencias confeccionadas a partir de residuos, ahora es la industria del mueble y el diseño de interiores los que se suman al cambio. Un testigo que ha tomado la firma Revolución Limo, un proyecto empresarial que aplica la innovación avanzada en el diseño y la fabricación de muebles hechos en su totalidad de plástico reciclado, incorporando la sostenibilidad como eje de la fabricación.

Un concepto de mobiliario que parte de un "reciclaje creativo", que consiste en la utilización de residuos para crear "productos de mayor calidad y valor que los originales", ha explicado a Efe Marta Foncillas, orgullosa de que su iniciativa haya captado la atención de la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO), que le ha pedido que decore el espacio de celebración de su cuarenta aniversario. Un proyecto que tomó forma durante el confinamiento, cuando de una manera firme, esta abogada de despachos internacionales y vinculada después a empresas de movilidad sostenible, decidió que era el momento de emprender otro camino.

"Tenía claro que hacia falta una marca de muebles sostenibles", de la misma manera que la moda ha entrado en esa vertiente vinculada al medioambiente, la decoración mantenía la información sobre la trazabilidad de la madera, una manera de tener en cuenta el entorno, pero con la que "sigues consumiendo productos naturales". Su intención estaba clara; poner en marcha una solución atractiva para reutilizar el material desechado con un reto: que tuvieran un acabado estético "para que el consumidor apreciara tener en su salón elementos fabricados con plástico reciclado".

El objetivo era cuidar "mucho el diseño y el acabado" y optó por diseños simples, de líneas geométricas dando protagonismo al color. Estanterías, mesas auxiliares, de comedor o plegables para espacios pequeños conquistan no solo a los que buscan hogares sostenibles. Diseños que nacen de un equipo de arquitectos e interioristas, del que Foncillas forma parte. "Diseños que calificamos de exclusivos porque ninguno es igual, ya que las motas salen de manera diferente en cada uno de los acabados", algo que tiene que ver con el plástico utilizado, granzas que provienen de botellas, pero también de frigoríficos desechados. Un proyecto vivo, que se va a desarrollar tratando de descubrir las necesidades de cada hogar. "Hoy, el diseño es sostenible o no es diseño".

Con la misma intención, conseguir que los muebles entren en el universo de la sostenibilidad. Un clásico del diseño de sillas, Andreu World, con 65 años de historia en el diseño, ha presentado nuevas piezas para favorecer la economía circular. Diseños creados con plásticos reciclados, como la butaca de la diseñadora y arquitecta Patricia Urquiola de termopolímero biodegradable y compostable de origen natural, y el tejido Circular ONE fabricado con plásticos procedentes de botellas PET y residuos textiles.

Precisamente, el diseño de Urquiola ha sido galardonado recientemente con un premio Red Dot por Diseño de Producto, tras convencer a los cincuenta miembros del jurado de su excelencia para combinar las necesidades de un cómodo sillón para tener el menor impacto ambiental. Pero también la firma ha desarrollado una innovadora colección de textiles de origen 100 por cien reciclado y reciclable. Un tejido confeccionado a partir de botellas PET y de residuos textiles desechados, lo cual permite minimizar el consumo de recursos naturales.

Al fabricar hilo a partir de material reciclado se logra una reducción significativa del impacto medioambiental en comparación con la producción de hilo convencional. Se reduce el consumo de agua en la creación del tejido; se reduce el uso de compuestos químicos contaminantes; el uso de energía se reduce hasta en un 50 porque utilizan energía solar en el proceso, así como las emisiones de CO2. "No existe ningún concepto de basura en la naturaleza y debemos inspirarnos en él para preservarlo", han comentado desde la firma.