La gran pesadilla de muchos cuando comienza el calor son los mosquitos. A unos porque les provocan reacciones cutáneas (picor, enrojecimiento y edema), a otros más susceptibles puede provocarles una hinchazón intensa y de larga duración, aunque esto generalmente no conlleva riesgos de reacción grave.

Lo que está claro que es que durante los meses estivales la demanda de repelentes aumenta. Pero una vez pertrechados en la farmacia de estos productos ¿sabemos cómo aplicarlos?

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos da algunas indicaciones de cómo usar los repelentes de mosquitos para que nos protejan eficazmente de las picaduras y no nos provoque ninguna intoxicación ni reacción.

Lo primero de todo es leer las indicaciones de uso del producto. Ni todos tienen la composición ni todos se pueden aplicar de la misma forma y a todas las edades. Así que esa debe ser lo primero que debemos tener claro.

Cómo usar bien el repelente de mosquitos

Además, y de forma general, hay que tener en cuenta varios aspectos:

Precisamente, para los más pequeños, los farmacéuticos indican que es mejor usar barreras físicas para evitar las picaduras (ropa larga, mosquiteras…). Si fuera necesario usar repelentes, por viajar o vivir en zonas donde el riesgo de picadura por mosquito es muy alto, se debe consultar el etiquetado y el prospecto del producto, para valorar cuál es el más adecuado.

Pulseras para repeler las picaduras

Una de las modalidades para evitar las picaduras son las pulseras repelentes. Algunas de estas pulseras contienen biocidas en su composición, por lo que están sujetas a autorización sanitaria y a la evaluación de su seguridad y eficacia por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios o por la Dirección General de Salud Pública.

En el mercado también podemos encontrar otra categoría de pulseras, las cuales contienen sustancias que no son biocidas, como, por ejemplo, la citronela, siendo su función la aromática y no la repelente.

Te puede interesar:

Estas pulseras no están sujetas a evaluación sanitaria y, por lo tanto, no llevan un número de registro en su etiquetado y no están autorizadas.

Precisamente por eso, es la AEMPS la que proporciona recomendaciones para la identificación de estos productos y su uso correcto.