Con la llegada del frío toca cambiar la ropa de cama y sacar los edredones y las mantas del fondo del armario. Muchos, aprovechan ese momento para lavar toda la ropa de cama y asegurarse de que ya está limpia para todo el otoño y el invierno. En la mayoría de los casos, se opta por llevarla a la lavandería. Sin embargo, también puedes lavar las mantas y los edredones en casa y con unas sencillas recomendaciones obtendrás resultados profesionales.

Hoy vamos a contarte un truco casero muy fácil para conseguir que las mantas queden como nuevas y sin necesidad de pasar por la lavandería.

Cómo lavar las mantas en casa

Lo primero que debes hacer antes de meter las mantas en la lavadora es saber exactamente que composición tienen. Mira la etiqueta y allí también podrás saber la forma más adecuada para lavarlas. Allí también aparecen las instrucciones de lavado, secado y planchado. Si no quieres llevarte desagradables sorpresas lo mejor es que las sigas al pie de la letra.

Mantén las mantas de tu casa como nuevas con estas indicaciones de lavado. Pixabay

En la etiqueta de la manta debe aparecer indicado si el producto hay que lavarlo a mano o si se puede meter en la lavadora. En caso de que indique que hay que lavarla a mano, lo mejor es que metas la manta en la bañera.

Lavar las mantas en la lavadora

Si en la etiqueta indica que puedes lavar las mantas en la lavadora el principal problema que te encontrarás es el tamaño. Si la manta es muy grande y tu aparato no tiene capacidad extra, quizá no sea posible lavarla allí. En caso de que sí quepan lo ideal es seleccionar un programa corto, con agua fría (30 grados como máximo) y especial para prendas delicadas.

Descubre cómo lavar las mantas en casa. pixabay

En cuanto al detergente más adecuado para lavar las mantas debes elegir uno especial para prendas delicadas, da igual si es en polvo o líquido.

La mejor forma de secar las mantas

Una vez hayas lavado la manta ( ya sea a mano o en la lavadora) es importante que la seques convenientemente. Lo mejor es dejar que se sequen al aire libre. Para que no pese mucho escúrrela lo máximo que puedas y tiéndela doblada en dos partes para que no arrastre.

Si no puedes secarla al aire también puedes usar la secadora ( siempre que en la etiqueta no diga lo contrario). Eso sí, no programes el aparato a muchas revoluciones para que se mantengan suaves.