El estoico Marco Aurelio valoraba en sus Meditaciones el tiempo que “ahorra quien no se da la vuelta para ver lo que su vecino dice, hace o piensa”. Y Giorgio Armani comparte con el Antonino, aparte de la soberana cualidad de emperador, la determinación de no seguir más que su senda. “Tengo mi propia visión e ideas y no temo ir a contracorriente”, dice, aunque en realidad haya abierto siempre camino, por delante de los demás.