Corren tiempos complicados para los orígenes. En la era del individualismo, la no definición y la globalización hay que tener más cuidado que nunca a la hora de decidir cuáles sientes como tuyos o cuáles te inspiran, porque al dedo acusador de la apropiación cultural no le tiembla el pulso. La cuestión ya no se resuelve con un: “¿y tú de quién eres?”, porque el origen puede ser un nombre, un lugar o un recuerdo. Si lo piensas bien, casi siempre es un momento.