La presencia de Ana Soria en el tendido apoyando a Enrique Ponce al inicio de la temporada taurina parece no haber sido más que un espejismo. La angustia que pasó la almeriense cuando el toro pilló a su novio en El Puerto de Santa María -después de haberle acompañado previamente en las corridas de Huelva y Plasencia- ha motivado que la estudiante tome una decisión drástica. Se acabó el estar presente en la plaza durante las faenas del diestro valenciano.

Siguiendo los pasos de Paloma Cuevas -que no asistía a los compromisos taurinos de su marido - Ana ha decidido no volver a vivir la angustia y el miedo que pasó durante la cogida de Ponce en la plaza gaditana, y no la veremos más en el tendido.

El diestro estaba feliz cuando Ana le apoyaba desde la barrera. Miradas cómplices, gestos cariñosos y toda la atención del valenciano puesta en su joven novia, que, sin duda, se convirtió en la gran protagonista -por encima de su arte o las orejas que cortase- del inicio de temporada de Ponce. Quizás por ello, y consciente de que su presencia puede descentrar a su enamorado, la almeriense prefiere perderse sus faenas y esperarlo en el hotel.

Así pasó la tarde del domingo en la localidad cordobesa de Priego, donde el torero volvió a vestirse de luces, de nuevo sin demasiada suerte. El torero, excesivamente serio y a toda prisa, entró en la plaza escoltado por su cuadrilla para evitar hablar de sus planes de futuro con Ana Soria y de su divorcio de Paloma Cuevas. Tras una faena deslucida en la que sólo consiguió cortar una oreja en un coso prácticamente vacío, el valenciano abandonaba el lugar oculto en la parte de atrás de su furgoneta.