Que los perros muestran sentimientos profundos, lo sabemos todos los dueños de estos animales. Y es que los sentimientos de los perros y su comportamiento ante determinadas situaciones, como la muerte de sus amos, ha fascinado a los seres humanos desde siempre. Tanto es así que Hollywood lo ha llevado a la gran pantalla con algunas películas como "Siempre a tu lado", el drama de Richard Gere sobre Hachiko el perro japonés de raza Akita, recordado por esperar a su amo en la estación de Shibuya hasta 9 años después de la muerte de este. Pero, ¿qué ocurre cuando el que muere es otro compañero canino? Un estudio ha observado el comportamiento de los perros tras la muerte de otro can y ha demostrado que los perros muestran un sentimientos parecidos al duelo. 

Los cambios conductuales y emocionales que muestran los perros tras la muerte de otro perro en el mismo hogar podrían ser indicativos de duelo, según una encuesta realizada a 426 propietarios de perros italianos y publicada en la revista 'Scientific Reports'.

Aunque se han observado comportamientos de duelo en diversos animales, como pájaros y elefantes, no está claro si los perros domésticos se afligen.

La investigadora Federica Pirrone y sus colegas de la Universidad de Milán encuestaron a adultos cuyo perro de compañía había muerto y que tenían al menos otro perro. A los propietarios, de los cuales el 66% había perdido a su perro más de un año antes del estudio, se les preguntó sobre cualquier cambio en el comportamiento del perro superviviente tras la muerte.

Además, los propietarios describieron la relación previa entre sus perros y sus propios niveles de angustia tras el duelo.

El 86% de los propietarios observaron cambios negativos en el comportamiento del perro superviviente tras la muerte de su otro perro. El 32% informó de que estos duraron entre dos y seis meses y el 25% informó de que duraron más de seis meses.

Cuando se les pidió que describieran estos cambios de comportamiento, el 67% de los propietarios señaló que el perro superviviente buscaba más la atención, el 57% señaló que jugaba menos y el 46% señaló que se volvía menos activo.

El 35% de los propietarios señalaron que el perro superviviente dormía más y se volvía más temeroso, el 32% señaló que comía menos y el 30% informó de un aumento de los lloriqueos o ladridos. Antes de la pérdida de su mascota, el 93% de los propietarios declaró que sus perros habían vivido juntos durante más de un año y el 69% describió la relación entre sus perros como amistosa.

Los investigadores descubrieron que, aunque la duración de la convivencia entre dos perros no influía en el comportamiento de los perros supervivientes, el hecho de haber tenido una relación amistosa con el perro fallecido y de tener un propietario afligido hacía más probable que se produjeran cambios de comportamiento negativos y miedo en los perros supervivientes.

Esto sugiere que los cambios conductuales y emocionales negativos observados en los perros supervivientes podrían deberse tanto a una reacción de duelo en respuesta a la pérdida de su compañero como a una reacción al duelo de sus dueños.

Los autores concluyen que las respuestas de tipo aflictivo entre los perros son potencialmente un importante problema de bienestar de las mascotas que se ha pasado por alto.