En muchas ocasiones hemos convivido con al calima, así que ya sabemos que debemos protegernos de este polvo en suspensión y de la “lluvia de sangre” con mascarilla, sobre todo debido a las partículas que el mismo polvo trae consigo: bacterias y otros contaminantes a los que tu perro y tu gato también son vulnerables.

En el caso de los gatos caseros que no salen al exterior, el riesgo es menor: basta con evitar que salgan estos días a la terraza o al balcón y que puedan respirar la calima. Sin embargo, con los perros el riesgo es mayor ya que estos necesitan salir a la calle a hacer sus necesidades. Por ello se recomienda que los paseos sean cortos, sobre todo si se trata de un can ya anciano o con problemas respiratorios.

Hay que tener en cuenta que no es necesario que tu perro tenga problemas respiratorios para que presente molestias, hasta incluso pueden manifestarse con más fuerza debido a la calima. Es importante que, en el caso de presentar síntomas agudos y persistentes, acudes a tu clínica veterinaria de confianza cuanto antes.

¿Cuáles son los síntomas de la calima en perros y gatos?

Los síntomas de la calima en la salud de tu mascota es muy parecida a la de los humanos: disminución de la visibilidad, moqueo y obstrucción nasal, picor de ojos y problemas respiratorios. Estos síntomas, como en las personas, se agravan si el animal padece alguna enfermedad previa relacionada.

Es importante tener precaución y observar la sintomatología que presente nuestro animal, puesto que, de evolucionar y agravarse estos síntomas pueden presentarse problemas mayores tales como crisis respiratorias, broncoespasmos, asma y, hasta incluso, problemas cardiovasculares.