Como dueños responsables, tenemos la obligación de retirar los excrementos de nuestras mascotas, siempre que evacúen dentro de las ciudades o de los pueblos, algo que no es nada agradable y que a la vez nos indica cómo va su salud.

Al igual que pasa con los humanos, existen enfermedades o problemas que se ven reflejados de inmediato en las heces, que nos pueden dar la señal de alarma con el fin de coger cita con el veterinario.

¿Cómo son los excrementos de un perro sano?

Si el animal está sano, sus heces serán de color uniforme y con una consistencia algo brillante y firme, sin ser duras, puesto que en ese caso es posible que le haga falta beber más agua.

No deben estar recubiertas como “de moco”, ni tener ningún tipo de cuerpo extraño. Por supuesto, tampoco deben de presentar sangre, algo que se nota enseguida por el color rojo que nos llama la atención.

¿Cuándo hay que ir al veterinario?

A veces es posible que las heces sean distintas, así que eso nos debe poner en alerta y hacer que comencemos a vigilar. Si vemos que la próxima vez son normales o se van a aproximando a lo habitual puede haber sido algo puntual, pero si no mejoran su apariencia tienen que ver a nuestra mascota.

Que haya puntos blancos significa que hay parásitos y los está expulsando, aunque debemos pedir consejo profesional, pues habrá que darle un medicamento para que mueran y salgan de su organismo sin que se reproduzcan.

Cuando notamos que hay sangre es mejor no esperar, puesto que podría estar perdiéndola debido a una úlcera, y lo mismo si tiene diarrea, pues la deshidratación llega enseguida en el caso de los cachorros y los animales más viejos.

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La mucosidad es algo que nos hace fijarnos en las heces, ya que es bastante extraña y puede tener muchos orígenes, como los parásitos, una alergia a los alimentos o el colon irritable.

A modo de conclusión, podemos decir que cuando los excrementos son extraños y eso se repite en varias ocasiones, es mejor ir al veterinario con el fin de que haga las pruebas necesarias.