Visionario, con un afán de superación permanente y cultura del emprendimiento, Roberto Verino celebra su 75 cumpleaños con el orgullo de haber convertido su nombre en leyenda del diseño español.

Con mucho tesón y con la excelencia como bandera, Roberto Verino puede presumir de hacer una moda realista, dirigida a una sociedad que sigue las tendencias pero sin perder la perspectiva. "Comprar un 'roberto verino' es una inversión, no un gasto" ha explicado a Efe este diseñador, quien considera que tras la pandemia, la gente "vestirá respetando a la naturaleza, buscará la calidad".

Moda con un punto de atemporalidad que el creador ha conseguido combinando la artesanía, la experiencia y los oficios, en definitiva "la esencia humana", con las nuevas tecnologías sin perder de vista la excelencia, criterios con los que "seguiré trabajando".

Existe una larga hebra de fibra resistente desde que a finales de los 60 Roberto Verino diseño varias colecciones para Billy Bonny en París hasta la fecha en la que cuenta con más de 180 puntos de venta, presencia en Portugal y México y un ambicioso proyecto de renovación y expansión internacional.

"Lo más importante siempre está por llegar, pero hay que trabajar para que llegue", dice, consciente de que detrás de la moda "hay personas con voluntad, fuerza y capacidad creativa sin límites".

Roberto Verino cursó estudios de Bellas Artes en París, allí diseñó varias colecciones para Billy Bonny, y de regresó a su tierra con la responsabilidad de desarrollar la firma francesa en España.

Se convirtió casi sin pensarlo en empresario, obligado por las circunstancias. Se hizo cargo del negocio familiar de confección, en tres años y con mucha dedicación, lo transformó. "De mi madre, y de mi abuela Aurora, aprendí las lecciones más valiosas, han sido mis mejores referentes".

Roberto Verino, que en realidad se llama Manuel Roberto Mariño, nació el 3 de mayo de 1945 en Verín, (Orense), de ahí el "verino". En 1982 creó su primera colección y un año después abrió su primera tienda en París en el 33 de la Rue de Grenelle.

El diseñador quiso que su familia y su entorno rural de infancia y juventud formará parte de su proyecto. Lo lógico hubiera sido irse a la capital, pero apostó por sus raíces, una decisión difícil que, a lo largo de su trayectoria, le ha recompensado "he tenido la suerte de que esas personas me dedicara su tiempo, su sabiduría y su saber".

Su inquietud por la innovación le ha hecho mantenerse en el éxito y tener una proyección internacional. Dedicación, trabajo y respeto por las cosas bien hechas son la piedra angular de su filosofía de vida y de empresa que le condujo a abanderar junto a Adolfo Domínguez los años dorados de la moda gallega en la década de los ochenta.

Pionero del armario inteligente, siempre ha apostado por la calidad en lugar de por la cantidad, en 1984 desfiló por primera vez en la entonces Pasarela Cibeles. Un año después presentó en París una colección diseñada por el pintor Xaime Quesada, lanzó la línea "Vento" y propició la recuperación del cultivo del lino en Galicia en esa temporada.

En 1987 comenzó a vender sus colecciones en la "boutique internacional" de El Corte Inglés. 1992 fue un año importante en su trayectoria, logró abrir su propia tienda en Madrid y lanzó su primer perfume.

Junto Jesús del Pozo, Elio Berhanyer, Antonio Pernas, Angel Schlesser y Modesto Lomba en 1999, Roberto Verino fundó la Asociación de Creadores de Moda de España "herramienta para dar visibilidad al diseño español y aumentar su competitividad".

Christy Turlington, Helena Christensen, Olatz López Garmendia, Yasmeen Ghauri o Cordula Reyer han sido algunas de las modelos que han protagonizado sus míticas campañas, y actrices como Monica Belluci han lucido sus creaciones sobre la pasarela.

En 2016 se convirtió en el primer diseñador español en sumarse al movimiento internacional "see now, buy now" -lo ves ahora, lo compras ahora-, presentando colecciones con prendas disponibles para sus consumidores en tiempo real.

Una carrera de prestigio reconocida con galardones como la "Aguja de Oro" (1992); tres "T de Telva" ( 1991, 1994 y 1995), el "Prix d'Excellence" de Marie Claire (2002) o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008) entre otros.

Cuatro décadas después, sigue apegado a su tierra, donde también elabora vinos, bajo la enseña Gargalo, en las tierras gallegas de de Monterrey, desde donde siempre mira al futuro, sin olvidar el camino que ha recorrido. Mantiene sus raíces, valora de dónde viene, porque para Verino es importante mantener "un compromiso ético para luego tener el compromiso estético".