Para Carlota Barrera juventud no significa correr en el mundo de la moda, aunque viendo su trayectoria todo parece que va muy rápido a su alrededor, tener las cosas claras en el diseño y un objetivo como empresa le han permitido fijar los pilares para afianzarse en un sector que necesita "reflexionar".

A sus 27 años, y pese al vértigo con el que la industria de la moda mira hacia el futuro, la diseñadora se muestra confiada: "La moda siempre ha sido capaz de reinventarse y es un buen momento para reflexionar", ha dicho en una entrevista con Efe la ganadora del premio "Who's the Next" 2019 de Vogue.

Un galardón que le dio un "subidón de energía" al ver que su trabajo gustó, incluso, al diseñador francés Jean Paul Gaultier, el encargado de entregarle el premio, y que significaba que instituciones importantes de la moda reconocían su trabajo, además de un apoyo económico para profesionalizar la empresa y elaborar un plan de marca.

La diseñadora asturiana, que ya optó en enero por presentar su nueva colección mediante un "fashion film" antes de que se desatara la pandemia, asegura que la digitalización de la moda la ha hecho más "accesible".

Desde que descubrió que quería dedicarse al diseño, su objetivo pasó a querer formarse y vivir en Londres. Alumna de Central Saint Martins, cuna de grandes creadores, con máster en el London College of Fashion, además de pasar por el Centro Superior de Diseño de Madrid (IED), la diseñadora tiene muy claro que sus prendas deben perdurar en el tiempo.

Fue en su etapa de estudiante cuando decidió que quería dedicarse a la sastrería masculina, un "arte" para el que se necesita "entrenamiento y mucha técnica", que ella pone en práctica de manera metódica y artesanal.

Barrera fijó en la ciudad el Támesis -en la que respira "estímulos"- su cuartel general, taller del que salen diseños sostenibles y atemporales con los que intenta "descontextualizar" la prenda y eliminar la vertiente "más tóxica de la masculinidad", permitiendo que aflore el lado femenino.

Diseños para un hombre "sin miedo a romper convencionalismos", en los que incluye tops de ganchillo, prendas de calidad abocadas a ser de "larga duración". ¿Qué sentido tiene hacer una prenda que dure una semana?, se pregunta. "Vivimos en la era de la inmediatez y las cosas no funcionan así. Una prenda bien hecha se tarda en realizar".

Comprometida socialmente, Carlota Barrera siente que como diseñadora tiene "el deber de cambiar las cosas, no solo estéticamente", de ahí su empeño en asociarse a una "moda lenta", lista para vestir la semana que viene, pero también dentro de seis años.

Piezas sostenibles no solo por los materiales que utiliza sino porque esos materiales, "vengan de donde vengan", le permiten confeccionar "prendas duraderas" en una industria que presiona continuamente para sacar una colección tras otra.

Prendas "sin género", creadas con la intención de que la persona que se las vista "se sienta increíble. Que se identifique con ellas. Que conviertan a quien las lleva en protagonista, y no al revés" y añade que quiere hacer de lo "sobrio algo divertido".

Asegura que en los últimos tiempos la sastrería masculina vive una evolución, "quizá -reflexiona- porque la femenina siempre ha querido resaltar la belleza y el diseño para hombre ha estado más pegado a la tradición. Se empieza a experimentar con la moda masculina porque los trajes antes eran considerados prendas funcionales".

En su primera colección, "The Matador and the Fisherman", logró piezas artesanas partiendo de la tradición más clásica. "Hay que desempolvar la artesanía y reinterpretarla", señala aludiendo a que fuera de España no se conoce el buen hacer de los artesanos españoles tanto como de italianos o franceses.

De manera que en cada colección su intención es adaptar la artesanía y trasladarla al diseño masculino contemporáneo de una manera más sutil y depurada.

El diseñador holandés Dries Van Noten es uno de sus referentes en la moda. "Consiguió en un mundo tan globalizado mantenerse independiente y fiel a sus inicios. Me parece admirable", ha confesado.

Carlota Barrera hace de la moda un trabajo , basado en el estudio, en la observación permanente, con el que espera perdurar en el tiempo. "Me parecía un sueño dedicarme a la moda y vivir de ella. Ni me atrevía a pensar en ello", concluye. Un sueño cumplido mucho antes de lo que esperaba.