Cuidar el pelo y la piel durante y después del verano suele ser habitual ya que el sol y las altas temperaturas suelen hacer estragos. Pero no prestamos la misma atención a nuestra uñas, y también sufren más agresiones de lo habitual ya que están pintadas, cortadas, astilladas y resisten agresiones externas como el exceso de productos químicos (esmaltes y acetonas).

Inevitablemente, y a estas alturas del verano, las uñas se vuelven amarillas, se vuelven más quebradizas y se rompen, 'pidiendo' ayuda a gritos. Afortunadamente, y con los tips que te ofrecemos a continuación, recuperar y sanear nuestras uñas después de las vacaciones para presumir de nuevo de una manicura de infarto, es más sencillo de lo que parece.

El primer paso es cortarlas. Lo más adecuado es acortarlas cuando las uñas estén secas, aunque es recomendable sumergirlas previamente en agua caliente para favorecer su exfoliación. ¿El truco? Utiliza unos alicates especiales para uñas, ya que así tendrás un resultado mucho más profesional.

A la hora de limar, hazlo suavemente, para evitar la aparición de grietas que provoquen la posterior rotura de la uña. En la medida de lo posible, deben evitarse las limas metálicas - más agresivas con la uña -, y, como indica la experta, podemos utilizar limas de cristal o de fibras naturales.

Después de cortar y limar, puedes remojar las uñas durante unos minutos en agua tibia con unas gotitas de aceite de oliva, que favorecerá que las cutículas se reblandezcan y los dedos se hidraten.

Hablando de las cutículas, es recomendable no cortarlas en casa, ya que su función es proteger la base de la uña y su eliminación incorrecta o demasiado excesiva puede provocar infecciones o irritaciones. ¿Nuestro truco para una manicura perfecta? Empuja suavemente las cutículas con una herramienta especial para ello, como un palito de naranjo o un alicate específico de cutículas, que no dañará esta parte de la uña que, por lo general, es una de las grandes olvidadas de las manos.

En un vaso pequeño ponemos agua tibia, el zumo de medio limón y una cucharadita de bicarbonato de sodio. Mezclar bien y mantener las uñas en esta composición durante 5 minutos; luego enjuagar bien con agua limpia. Tras enjuagar, masajea cada uña con una gota de aceite nutritivo de almendras dulces, argán o jojoba, y déjalo actuar durante 10 minutos.

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Por último, las uñas se deben nutrir desde el interior para crecer fuertes, por lo que si tus uñas están quebradizas, débiles y sin vida, puedes optar por proporcionarles las vitaminas y los antioxidantes que necesitan. Existen una multitud de complementos dietéticos que fortalecen las uñas, a base de biotina, riboflavina, zinc y otros nutrientes. Es muy recomendable adquirir el hábito de consumir dichos suplementos a diario y así las uñas estarán en un mejor estado para poder realizar una manicura perfecta y saludable.