Los cambios bruscos de temperatura, el aire acondicionado demasiado fuerte, las comidas copiosas, excederse con el alcohol y las actividades al aire libre, especialmente las acuáticas, están detrás del aumento de las urgencias de otorrinolaringología en verano. La mayoría de estos trastornos son leves y fácilmente tratables, aunque pueden trastocar las vacaciones. El otorrinolaringólogo Roberto Valdés apunta que solo los problemas infecciosos otológicos pueden incrementarse entre un 25 y un 30 % en las zonas de costa en los meses estivales.

Según el especialista, los problemas otológicos más frecuentes son las otitis externas, inflamaciones que pueden derivar en una infección dermatológica en el conducto auditivo externo causada por la maceración de la piel debido a la humedad. «Son procesos fácilmente tratables y reversibles, pero pueden causar muchas molestias porque provocan fuertes picores y pueden llegar a ser muy dolorosos, por lo que en muchas ocasiones alarman mucho a los pacientes», explica el especialista. Se puede tratar de evitar que esto suceda secando el conducto auditivo tras el contacto con el agua.

El especialista reconoce que su prevención es difícil en las personas con cierta predisposición a desarrollar otitis externas. Pero para estos casos, recuerda que hay preparados de venta en farmacias que actúan como secantes de la piel del conducto auditivo y que se deben aplicar después de cada baño. Asimismo, el contacto con el agua puede agudizar problemas previos, como la otitis media crónica.

Descompresión

Otros problemas otológicos frecuentes en verano son los barotraumas o barotraumatismos, alteraciones del oído medio por descomprensión brusca e intensa, que pueden provocar alteraciones en la audición. Los barotraumas pueden aparecer cuando se vuela o se bucea. En el primer caso, suele ser una afección leve y pasajera -sensación de taponamiento y de pérdida de audición al despegar y al aterrizar-, ya que la descompensación es pequeña, pero en el caso del buceo, en el que la descompensación es mucho mayor, puede tener consecuencias graves e incluso. «En los casos extremos, en los que se ha producido una rotura del tímpano, de los huesecillos del oído medio o daño del oído interno, pueden causar acufenos, vértigo e incluso pérdida auditiva irreversible», afirma el otorrinolaringólogo, quien añade que también puede ser un peligro para la vida del buzo durante la práctica de esta actividad subacuática.

Pasar las vacaciones a orillas del mar conlleva, en muchos casos, largas jornadas de playa que requieren tomar una serie de precauciones básicas para evitar los posibles riesgos para la salud que implica la sobrexposición solar o los periodos prolongados en el agua. «Las quemaduras, la otitis o los golpes de calor son algunos de los problemas más frecuentes en la playa, pero no son los únicos», apunta César Morcillo, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA.

Alergias respiratorias

Las alergias respiratorias -como el polvo y el polen- son otras de las afecciones que aumentan en verano. La alergia respiratoria más frecuente en verano es la rinitis, que produce obstrucción nasal, picor, estornudos, mucha mucosidad y conjuntivitis, aunque el alérgico no tiene por qué tener todos los síntomas como suele creer la gente. «A la consulta acuden pacientes que respiran mal por la nariz, les aumenta esa mala respiración nasal en verano y se creen que no es alergia, cuando puede serlo. Esto es importante saberlo porque hoy la alergia tiene tratamiento, no curativo salvo las vacunas y la inmunoterapia, que a veces sí lo son, pero es muy efectivo», apunta Valdés.

Estas alteraciones repercuten negativamente en la calidad de vida del paciente, que no descansa bien, lo que, a su vez, puede suponer un peligro si realiza determinadas actividades, como conducir, ya que aumentan las posibilidades de que pueda dormirse al volante.

Los problemas vestibulares (vértigo, inestabilidad) en pacientes con esta patología también pueden agudizarse debido a un cambio de hábitos que puede conllevar menos horas de sueño, exposición a ruido intenso y falta de comodidad. El agravamiento de estos trastornos puede evitarse moderando las actividades. «El verano tiene que ser un periodo reparador y de descanso -afirma el especialista- por lo que debemos evitar esas situaciones que alteren nuestro organismo».

Recuerda que muchas de estas afecciones son prevenibles evitando la causa, aunque reconoce que no siempre es posible. «En un avión, puedes protegerte de los efectos del aire acondicionado con una mascarilla, pero si trabajas en un centro comercial, donde el aire acondicionado es muy potente, es muy fácil que tengas problemas de garganta debido a la sequedad del ambiente que provoca estos sistemas», concluye el otorrinolaringólogo.