Estamos viviendo una situación socio sanitaria sin precedentes. La actual pandemia por Covid-19 está poniendo a prueba la robustez del sistema sanitario mundial y la capacidad de las sociedades científicas para tomar decisiones complejas en tiempo récord. Es tal el desconocimiento de algunos de los mecanismos de acción del coronavirus SARS-Cov2 que dificulta enormemente el tomar decisiones con rigor científico que protejan a nuestros pacientes.

Para tener evidencia científica hace falta tiempo, y por ahora estamos todavía en una fase precoz del proceso. Desde el inicio de la pandemia los especialistas de Reumatología que tratamos pacientes con enfermedades autoinmunes y terapias inmunosupresoras (terapia biológica o FAMEs sintéticos) hemos vivido con cierta preocupación el riesgo teórico de mayor probabilidad de infección de nuestros pacientes, recomendándoles en todo momento el extremar las medidas de contagio, pero mantener siempre que fuera posible sus tratamientos para evitar brotes que aún podían complicar más la situación.

Más si cabe teniendo en cuenta que nuestro país es uno de los que mayor tasa de mortalidad y de infección presenta con los datos actuales pendientes de corrección al alza según la OMS. Parece que ahora la poca evidencia científica al respecto respalda nuestras recomendaciones. Recientemente se acaba de presentar un estudio español publicado en Annals of Rhematic Disease, sobre la base de datos BIOBADASER que engloba a más de 6600 pacientes con enfermedades reumáticas (Artritis reumatoide, Lupus Eritematoso Sistémico, Espondiloartropatías) que reciben terapia biológica o FAME sintético. En el estudio se analizan datos de 41 pacientes que han padecido infección por Covid-19.

Los resultados preliminares sugieren que la infección por Covid-19 y su mortalidad no difiere de la población general. Estos datos son alentadores y nos hacen pensar que la estrategia de mantener la terapia inmunomoduladora activa en este grupo de pacientes durante la actual pandemia es la acertada. En este sentido se ha publicado también en The New England Journal un estudio sobre pacientes americanos de New York que ingresan por infección Covid-19 a lo largo del mes de marzo. Se trata de pacientes con enfermedad autoinmune y terapia inmunomoduladora (artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondilitis anquilosante, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal o afecciones relacionadas) y que han padecido infección por Covid-19.

Analizan un total de 89 pacientes con infección concluyendo que independientemente de que es preciso más estudios para comprender la influencia o no de la enfermedad autoinmune y sus tratamientos sobre el riesgo de infección por Covid-19, y a pesar de que el tamaño de la muestra del estudio es pequeña, los datos sugieren (al igual que el estudio español antes comentado) que la incidencia de hospitalización entre pacientes con enfermedad inflamatoria inmunomediada y población general de New York es muy similar, por lo que la utilización de terapia inmunomoduladora con fármacos biológicos no se asocia a una infección por Covid de peor evolución, ni confiere un riesgo mayor de padecerla.

En resumen podríamos concluir, a pesar de que los datos son muy preliminares que los pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes y terapias inmunomoduladores, no tendrían un mayor riesgo de padecer infección grave por Covid-19, y que las recomendaciones de los reumatólogos (avaladas por su sociedad científica, la sociedad española y europea de reumatología (SER/EULAR) de mantener el tratamiento inmunosupresor siempre que sea posible, extremando las medidas de higiene y distancia para minimizar el riesgo de contagio, es acertada.

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