La hiperhidrosis (HP) es un problema frecuente en la población general que ocasiona repercusiones psicológicas en los individuos que la padecen.

Se entiende por hiperhidrosis la producción de sudor de forma excesiva respecto a las necesidades fisiológicas, y se estima que la hiperhidrosis afecta aproximadamente al 3% de la población general.

La hiperhidrosis primaria o idiopática es una afección benigna de etiología desconocida, aunque la mayoría de los autores coinciden en su relación con una disfunción del mecanismo de control vegetativo autónomo mediado por fibras colinérgicas postgangliónicas provocando un exceso de sudoración de una zona concreta del cuerpo (focal) que es cínicamente perceptible.

Puede afectar a todas las glándulas ecrinas del cuerpo, las cuales reciben el impulso nervioso a partir de la acetilcolina, aunque en especial afecta a las situadas en las palmas, plantas, axilas y, en ocasiones, a las de la cara y cuero cabelludo.

¿A quién afecta más la hiperhidrosis?

Doctora Lisset Sardá

La HP se inicia en la pubertad en el 61,5% de los casos; el 75% son mujeres con una edad media de 29,9 años. El 36,5% de los pacientes tienen familiares de primer grado con HP. La localización de la hipersudación es palmar en el 61,5% casos, plantar en el 53,8% y axilar en el 59,6 %, siendo menor en otras localizaciones. La clínica acompañante más frecuente es: eritema facial (32,7%), palpitaciones (30,7%), tensión muscular (28,8%), temblor (23%) y cefalea (17,3%).

Esta entidad clínica ha sido durante años motivo de estudio con el objetivo de eliminar dicha sudoración no por los problemas clínicos que la acompañan, sino más bien por los problemas que comporta en la vida diaria o como síntoma de otras enfermedades.

Tratamiento de la hiperhidrosis

Un tratamiento clásico y actual es la toxina botulínica A (Botox®), indicada para la hiperhidrosis desde el año 1996. La toxina botulínica es una neurotoxina muy potente producida por Clostridium botulinum (bacteria anaerobia grampositiva), responsable del botulismo. Su mecanismo de acción consiste en bloquear la liberación de acetilcolina en las sinapsis colinérgicas periféricas. Cuando la sinapsis se bloquea, se estimula la neurogénesis y brotan nuevas terminaciones en la porción terminal del axón, con lo que la neurotransmisión se recupera en semanas o meses.

Existen 7 serotipos de toxina botulínica (A, B, C1, D, E, F y G). Los 7 serotipos tienen diferencias de biosíntesis, tamaño y mecanismo de acción. En el tratamiento de la hiperhidrosis primaria se utiliza la toxina botulínica A (TB-A).

La toxina botulínica A (Botox®) está indicada para la hiperhidrosis desde el año 1996.

Su eficacia es muy alta, lográndose una anhidrosis prácticamente completa en esas zonas localizadas del cuerpo (axilas, plantas o palmas de manos) y también es el tratamiento de elección para resolver de la denominada hiperhidrosis compensatoria que puede aparecer tras la intervención de la simpatectomía.

La técnica que utilizamos de la toxina botulínica es sencilla y no dolorosa ya que previamente se realiza anestesia local si la aplicamos en manos y pies, en axilas no precisa de anestesia previa.

La técnica consiste en la administración subcutánea, en la zona a tratar, de toxina botulínica (Botox®), sustancia que bloquea la conducción nerviosa reduciendo temporalmente la actividad de músculos y glándulas sudoríparas.

El procedimiento se realiza habitualmente con anestesia local por refrigeración de la zona o anestesia tópica. Se observa una disminución de la cantidad de sudor en la zona tratada de forma progresiva en 1-2 semanas.

La duración del efecto conseguido es variable, oscilando entre 6-8 meses. Se puede repetir el tratamiento pasado este tiempo, siempre que sea necesario.

Dado que la hiperhidrosis primaria es un proceso frecuente y con repercusiones importantes en la vida cotidiana de los pacientes; cuando los síntomas no se controlan con tratamientos tópicos, la infiltración con toxina botulínica es una opción terapéutica razonable antes que los tratamientos quirúrgicos.

Como conclusión, podemos decir que la infiltración de toxina botulínica A (Botox®) para el tratamiento de la hiperhidrosis supone un procedimiento muy eficaz y seguro con un alto índice de satisfacción en la mayoría de los pacientes.

Se trata de un tratamiento de fácil aplicación, con mínimos efectos secundarios y con buena tolerabilidad en el proceso de aplicación. Las limitaciones a su uso derivan de su coste y de la duración transitoria de los efectos terapéuticos.

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