El Sistema Nacional de Salud ha sido considerado durante décadas como uno de los más eficientes del mundo. Sin embargo, en los últimos años está siendo cuestionado por su alto coste y la saturación del mismo, con listas de espera que no dejan de crecer.

Una situación que hace inaplazable una reforma en profundidad, que pasa por dedicar más recursos a la atención primaria, incorporando más profesionales sanitarios en este nivel asistencial básico, para garantizar la globalidad y la continuidad del cuidado del paciente a lo largo de toda su vida.

Un cambio de modelo que deje de precarizar a médicos y enfermeras, y que permita afrontar la enorme presión asistencial integrando a profesionales sanitarios tan altamente especializados como son los ópticos-optometristas. «Esto permitiría a corto plazo, descongestionar el sistema y evitar la actual saturación de la atención especializada para garantizar unos cuidados de calidad en lo referente a salud visual», asegura Andrés Gené, presidente del Colegio de Ópticos-Optometristas de la Comunitat Valenciana.

El óptico-optometrista es el profesional sanitario más preparado para solucionar problemas visuales muy comunes en la población como las deficiencias refractivas y binoculares, que suponen las principales causas de consulta en atención primaria.

En la actualidad, el 27,6% de las derivaciones que realizan los pediatras de atención primaria y el 14,5% de las que realizan los médicos de familia, son al oftalmólogo, siendo un 76,4% y un 30% respectivamente de ellas por trastornos de la agudeza visual, que podrían ser asumidas y solucionadas por ópticos-optometristas. «Nuestra formación nos permite realizar, en aquellos casos que lo requieran, la derivación de las enfermedades oculares a oftalmología con alta precisión. La inclusión de los ópticos-optometristas en la Atención Primaria supondría un desahogo para el Sistema Sanitario Público con la reducción de costes, y las listas de espera», afirma Gené.

Los últimos datos disponibles sobre listas de espera en oftalmología (segundo semestre de 2019) indicaban un aumento del 7,09% sobre el año anterior. Con una media de 83 días para consultas externas, 81 para cirugía y un total de 141.000 pacientes en lista de espera quirúrgica. Tras el impacto del covid-19 es posible que estas cifras se hayan duplicado, en el mejor de los supuestos.

Salmador Martín et al (2020). Impacto social y económico de la incorporación del óptico-optometrista en Atención Primaria. Gaceta de optometría y óptica oftálmica, 2020, 561:14-22.

La competencia en Salud Pública permite al óptico-optometrista colaborar activamente con médicos de atención primaria, pediatras, geriatras y otros profesionales sanitarios en tareas de prevención, concienciación y promoción de la salud visual de la población en la Atención Primaria, desde los más pequeños a los más mayores, para determinar el estado funcional del sistema visual, detectando así alteraciones visuales. «Esto supondría un importante ahorro para las arcas públicas, a la vez que se conseguiría una mejora de la eficiencia asistencial. Los ópticos-optometristas podemos contribuir a que la sanidad pública sea sostenible, por lo que reclamamos nuestra inclusión efectiva en el Sistema público de Salud en beneficio de la salud visual de la población», explica Andrés Gené.

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