La ansiedad la vamos a tener siempre pero tenemos que conseguir que solo aparezca cuando haga falta”. Con esta claridad aborda este estado psicológico Mª Carmen Soliveres, psicóloga y directora de PsicoActúa, Unidad de Psicología y Medicina de la Salud del Hospital Vithas Medimar, en el webinar que tuvo lugar ayer, 25 de marzo, organizado por INFORMACIÓN y Vithas.

Uno de los efectos de la pandemia es el incremento de casos de ansiedad y alteraciones del estado de ánimo, sin embargo esta puede estar provocada por distintos motivos y en diferentes grados. Una de las claves principales que explica la especialista es distinguir, en primer lugar, si se trata de ansiedad adaptativa, aquella que tenemos desde que nacemos y sin la cual no podríamos actuar, puesto que es una alerta necesaria, o patológica, cuando la alerta no es real y debemos saber actuar para hacerle frente.

Es decir, distinguir entre miedo racional o irracional. “Esta es la clave de todo el proceso y lo que el paciente debe entender para afrontar su crisis de ansiedad”, afirma la psicóloga. “Si hay un pensamiento de miedo a cualquier situación, este miedo nos provoca una activación física, dando como resultado unos síntomas”. Por todo ello es muy importante prepararnos y formarnos para conocer las causas, los síntomas y las herramientas necesarias para controlar esos estados que alteran el bienestar psicológico de las personas.

Diferencia entre estrés y ansiedad

La ansiedad es miedo. El estrés es sobrecarga de tareas y de presión, y puede provenir del interior de uno mismo por pensamientos, exigencias, etc, o una sobrecarga externa.

La forma de abordar la ansiedad radica en identificar esos miedos irracionales y ayudar al paciente a afrontarlos. Sin embargo, con el estrés se emplea la gestión del tiempo, técnicas de relajación, mindfulness, entre otras terapias, pero “en todas ellas hay que ver dónde está el foco del estrés y trabajar sobre esa sobrecarga”, indica Soliveres.

Síntomas de la ansiedad

Mª Carmen Soliveres durante el encuentro digital de INFORMACIÓN

Tal y como indica Mª Carmen Soliveres, “cada paciente pone el foco en un síntoma particular”. Se puede notar desde mareos, calor, presión en el pecho, hasta tensión muscular o contracturas si la ansiedad es mantenida en el tiempo. “Es muy habitual que la persona también sienta dolor de cabeza, debido precisamente a esa tensión muscular”.

Cómo afrontar una crisis de ansiedad

En base a las pautas de Soliveres, lo primero que se debe hacer es “identificar qué síntomas se están teniendo. El problema es que muchas veces no sabemos qué nos está ocurriendo y vamos al centro de salud porque pensamos que nos está dando un infarto o algo muy grave”.

Si hay un miedo de fondo, o incluso miedo al propio síntoma, se produce la activación física y el cerebro identifica que esos síntomas son peligrosos, y por tanto comienza a dar más órdenes de peligro y la persona se activa más. Se entra en la rueda de a mayor activación, mayor miedo y necesidad de escapar”, explica la especialista.

Una vez el paciente comprende este mecanismo, la pauta a la elegir siempre será la exposición, es decir pararnos y reducir esos pensamientos de miedo. “Ya sabemos que la ansiedad es molesta pero no es peligrosa. No nos puede pasar nada por ansiedad, no corremos ningún riesgo de sufrir un infarto o de volvernos locos”, puntúa la psicóloga.

“La ansiedad tiene un pico, primero sube y luego baja sin necesidad de tomar fármacos y sin necesidad de abordarlo de ninguna forma. A veces los síntomas son tan fuertes y se pasa tan mal, que el paciente, al no tener toda esta formación psicoeducativa, tiende a ir al centro de salud”.

El paciente debe comprender los mecanismo para saber cómo actuar ante un nuevo episodio de ansiedad. Freepik

Allí asistirán al paciente, le explicarán lo que ocurre y se aborda la situación para reducir la crisis, pero luego “es importante tener esta información para que en una próxima situación similar el cerebro no empiece a conectar con que la activación física es peligrosa, porque si esta conexión ocurre pasará que cada vez que se identifique una activación física se dará orden de peligro, lo que puede llevar a una ansiedad crónica. Con un afrontamiento óptimo se podría quedar en una crisis aislada. Es fundamental que si no podemos controlar la situación hay que pedir ayuda psicológica para entender qué ocurre y frenarlo lo antes posible”, aconseja Soliveres.

El tratamiento: exposición con prevención de respuestas

Por ejemplo en los casos en los que el cerebro erróneamente atribuye a un lugar determinado un malestar físico, se establece una conexión irracional, ya que no hay ningún peligro en ese lugar, y la persona comienza a evitar los espacios públicos o concurridos, cuya consecuencia es llegar a tener agorafobia.

Para ello se debe evaluar al paciente para saber cuáles son sus miedos irracionales y ayudarle a desmontar esos miedos, y así que entienda bien qué conductas están manteniendo ese problema. El tratamiento es la exposición con prevención de respuestas.

Mª Carmen Soliveres es psicóloga y directora de PsicoActúa

En dicho tratamiento se lleva al paciente a la situación que le da miedo. Para ello se le prepara con las herramientas necesarias y luego se jerarquiza, es decir se hace un plan de afrontamiento de aquellas situaciones que le provocan miedo, comenzado en las más fáciles hasta llegar a las más complejas. “De forma que, cuando finaliza la terapia, el paciente ya ha superado de forma progresiva todos sus miedos irracionales”, aclara la especialista.

La ansiedad por la comida

Ante estos casos, Soliveres lo atribuye a “querer aliviar una situación”. La comida es una fuente de placer y refuerzo, de forma que cuando tenemos estrés y falta de refuerzo positivo acudimos a la comida porque proporciona una respuesta rápida.

Ante esto, “se debe evaluar cómo se usa la comida, no hay que dejarse llevar por el impulso de comer, y se debe realizar una introspección para ver cómo se puede obtener eso refuerzo positivo que necesitamos por otra vía que no sea la comida”, recomienda la psicóloga.

La ansiedad en niños o adolescentes

Ya sea por exámenes o cualquier otro motivo que preocupe al niño o adolescente, “el protocolo a seguir es el mismo que en el adulto”, afirma Soliveres. “Cuando la ansiedad va creciendo nos bloquea, para ello hay que identificar cuál es el miedo irracional y ver por qué crece, qué es eso tan terrible que hace que el nivel de ansiedad sea tan alto”.

“En cualquier caso de ansiedad – destaca Soliveres – nunca hay que culpar, siempre acompañar y ayudar a entender la forma en que ocurre”.

En el tratamiento se establece un plan de afrontamiento de aquellas situaciones que le provocan miedo. Freepik

Haciendo alusión a la cita que daba inicio a este artículo, la técnica para controlar la ansiedad es, en primer lugar, entender, y en segundo lugar afrontar los miedos y hacer que el cerebro desconecte de ese miedo irracional. “Esto implica un gran esfuerzo por parte del paciente pero tiene muy buenos resultados. La ansiedad la vamos a tener siempre pero que solo aparezca cuando haga falta. Lo que se pretende es que no aparezca por miedos irracionales, pero esto solo se consigue cuando el paciente entiende porqué aparece”.