Un total de 48 sociedades científicas, asociaciones científico-médicas y colectivos de pacientes, se han unido en el proyecto común de arrojar luz sobre el covid persistente, una nueva enfermedad reconocida por la OMS que afecta a miles de personas que, tras sufrir la infección por coronavirus, continúan con síntomas prolongados y recurrentes que les impide hacer una vida normal. La suma de esfuerzos por parte de afectados, investigadores y sanitarios se ha traducido en la primera Guía Clínica para la Atención al paciente Covid persistente / Long Covid que da una respuesta sanitaria más adecuada a las necesidades en materia de salud de este grupo poblacional que crece de forma paralela al aumento de los contagiados por el SARS-CoV-2. Para conocer mejor esta "nueva pandemia", presentamos las principales claves de una patología que, sólo en el Archipiélago, podría estar sufriendo en torno a 7.500 personas, según las previsiones del Colectivo Covid Persistente Islas Canarias, y muchos no lo saben.

Patología

Complejo sintomático multiorgánico que afecta a aquellos pacientes que han padecido la covid-19 –con diagnóstico confirmado por pruebas de laboratorio o sin él–, y que continúan con sintomatología tras la fase aguda de la enfermedad, pasadas 4 e incluso 12 semanas, persistiendo los síntomas en el tiempo. Muchos pacientes llevan un año sin poder hacer vida normal. Actualmente se estima una prevalencia de entre 10 y 15% de los contagiados por el SARS-CoV-2.

Causa

De momento se desconoce la base fisiopatológica de este síndrome persistente y los expertos barajan tres teorías: la persistencia del virus en reservorios como el epitelio del intestino delgado desde donde continuaría activo; por la presencia de una respuesta inmune aberrante desregulada por exceso; y el daño producido por el efecto de la autoinmunidad.

Síntomas

Se han registrado hasta un total de 205 síntomas en la covid persistente, y de ellos, cada persona afectada desarrolla una media de 36, –no coinciden en la mayoría de los casos– lo que añade complejidad al síndrome en cuanto a su diagnóstico y su requerimiento de atención sanitaria de carácter multidisciplinar. Entre los más frecuente figuran los sistémicos –cansancio, fiebre, debilidad, sofocos, sudoración, exacerbación tras el esfuerzo–; neurológicos –deterioro cognitivo, pérdida de memoria, «niebla mental», alteraciones del lenguaje, alteraciones de la sensibilidad, trastornos del sueño, cefaleas, gusto y olfato, alucinaciones–; psiquiátricas –ansiedad, bajo estado de ánimo, depresión–; cardiovasculares –ritmo cardiaco, presión arterial, varices, trombos, dolor torácico–; dermatológico –picores, urticaria, exantemas, cambios en piel y uñas, alopecia–; gastrointestinales –molestias, reflujo, intestino irritable, anorexia, diarrea–; pulmonar/respiratorio –disnea, tos seca, estornudos, alteraciones saturación de oxígeno–, otorrinolaringológicos y oftalmológicos –parálisis facial, ojos secos, visión borrosa, dolor de garganta, disfonía, acúfenos–; reproductivos, genitourinarios y endocrinos –alteraciones menstruación, relaciones sexuales, función urinaria, diabetes–; aparición de nuevas respuestas inmunes o aumento de las existentes; y musculoesquelético –dolores osteomusculares y articulares, presión torácica–

Probabilidad

Según la primera guía clínica de la enfermedad editada en España, experimentar en los primeros siete días de la infección por covid más de cinco síntomas, debe alertar hacia una alta probabilidad del desarrollo de persistencia de síntomas. Los más frecuentes son la disnea –dificultad respiratoria– (92%), fatiga (83%); mala calidad de vida (59%), trastorno del sueño (58%), trastornos emocionales (53%), trastorno de atención (53%), incapacidad para el ejercicio físico (47%), dolor (47%).

Perfil del paciente

El 79% de los afectados por covid persistente son mujeres, según una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg) y el colectivo de afectados por covid persistente. La media de edad es de 43 años, aunque hay pacientes de todas las edades, y el 50% tenían de 36 y 50 años. Solo el 8,4% de los participantes en el estudio requirieron hospitalización y sólo el 15,9% tenían una confirmación diagnóstica mediante PCR. Puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados.

Diagnóstico

El 52% de los pacientes estudiados o no tuvo diagnostico por PCR –debido a que la mayoría se infectaron en la ola de marzo de 2020 cuando no había disponibilidad total de pruebas– o tuvo un PCR negativo. Sin embargo, no aparecen diferencias significativas entre la sintomatología de aquellos que tuvieron acceso a las pruebas diagnósticas y no, ni tampoco entre los que los resultados fueron positivos o ya no lo fueron, probablemente porque se hicieron tarde. El principal problema en este sentido es que la falta de reconocimiento del diagnóstico clínico ha hecho que muchos pacientes de Long Covid sin pruebas diagnósticas positivas necesitadas de atención médica hayan quedado fuera del sistema sanitario.

Abordaje terapéutico

En estos momentos, en los que se dispone de poca información de la covid persistente, existen tres abordajes: antivirales y reducción de la inflamación para el tratamiento sistémico; vitamina B12, vitamina D y Omega-3 en déficits nutricionales; y como tratamiento sintomático, el farmacológico, fisioterapia, rehabilitación física, rehabilitación olfatoria, rehabilitación cognitiva, intervención psicológica, terapia ocupacional, logopedia y ejercicio físico.

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Demanda

El Colectivo Covid Persistente demanda unidades multidisciplinares específicas que atiendan las singularidades de cada afectado; impulsar la investigación para hallar un tratamiento eficaz; y solución a los afectados de la primera ola de la pandemia, que no fueron diagnosticados y se encuentran en situación de baja médica, y tienen que luchar en los tribunales médicos del INSS tras finalizar su año de baja.