Fumar es malo para la salud, por eso abandonar el tabaco y la adicción al cigarrillo suele ser difícil. Dejar de fumar tiene efectos muy positivos en tu cuerpo y que, a la larga, pueden evitar enfermedades como el cáncer. Para intentar atrás el tabaquismo puedes motivarte conociendo qué le sucede a tu cuerpo cuando dejas de inhalar humo y abandonas la nicotina.

Dejar de fumar reporta beneficios inmediatos en la persona. En sólo 20 minutos el ritmo cardiaco, la presión arterial y la temperatura de manos y pies vuelven a niveles normales.

En 12 horas el monóxido de carbono en sangre baja a un valor estándar.

En un día, puede que tu estado de ansiedad llegue al máximo y seguramente seguirás nervioso, al menos dos semanas más. No obstante, también desde el primer día mejora el aliento y los dientes dejan de perder su color blanco. Las uñas y dedos dejan su color amarillento a causa de la nicotina y se recupera el sabor y el olfato, que permiten degustar mejor la comida.

Tras dos días sin fumar, se empiezan a regenerar las terminaciones nerviosas dañadas. Aumenta la irritabilidad hasta el nivel más alto, a causa de la falta de nicotina.

Si te hicieran un examen a los tres días, no te detectarían rastros de nicotina; el 90% ya habrá sido eliminada a través de tu orina. Además, empieza a mejorar tu funcionamiento pulmonar.

En una semana, tendrás varias tentaciones fuertes de fumar durante el día, que durarán sólo unos pocos minutos. ¡Aguanta!

En 10 días, todavía sentirás ganas irrefrenables de fumar, pero en menos ocasiones. Poco a poco irás notando que tus ganas de volver a fumar dejan de controlarte. Además, la circulación sanguínea de tus encías vuelve a la normalidad.

Al pasar entre 2 y 4 semanas finalizan los síntomas psicológicos de la abstinencia como la irritabilidad, la ansiedad, el insomnio.

Al cabo de 8 semanas, la resistencia en la insulina en fumadores se normaliza. En 2 o 3 meses mejoran notablemente la circulación sanguínea y la función pulmonar, a la par que disminuye el cansancio.

Entre 1 y 9 meses, los cilios pulmonares vuelven a crecer y son capaces de manejar la mucosidad, manteniendo los pulmones limpios, evitando infecciones. Notas, por otra parte, que te encuentras mejor. En unos pocos meses tienes menos tos, menor congestión nasal y mejora el aparato respiratorio; se recupera de forma parcial la función de limpieza del árbol bronquial, con reducción de las infecciones de la vía aérea.

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Un año después de dejar de fumar, el riesgo de enfermedad coronaria se rebaja a la mitad y mejora la energía. Al cabo de cinco años, el riesgo de cáncer de garganta, esófago, boca y vejiga también disminuye a la mitad. Además, el riesgo de cáncer de cuello y de ACV se iguala al de un no fumador.

Tras una década sin fumar, el riesgo de cáncer de pulmón, el de laringe y el de páncreas disminuyen a la mitad. A los 15 años, el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria es similar al de un no fumador.