¿Cómo afecta el frío a mis ojos? El frío y el invierno son muy agresivos para nuestra visión. Sus efectos provocan daños oculares, que no conviene ignorar. Y pueden, también, agravar otros problemas ya latentes como el ojo seco.

Protegemos nuestro cuerpo para no sentir frío. Y también nuestra cabeza. Pero, rara vez, protegemos los ojos frente a los agentes climáticos más agresivos: el frío y el viento. Pero ¿qué consecuencias tiene para nuestros ojos el frío invernal?... el doctor Enrique Chipont director médico de Oftálica Clínica Oftalmológica de Alicante explica que en el caso de los ojos se unen dos factores: son muy sensibles a agentes externos y son la parte del cuerpo que menos protegemos cuando el frío y el viento aparecen. Es como si tuviéramos otras prioridades.

Se puede recurrir a lágrimas artificiales para hidratar la superficie del ojo.

Las consecuencias no se hacen esperar: el frío puede llegar a resecar en exceso la membrana mucosa que cubre el globo ocular y la córnea. Cuando esto sucede, y como consecuencia de esa reducción de la lágrima, el ojo se seca. El resultado es una patología que denominamos ojo seco, generalmente bilateral. Es decir, que afecta a los dos ojos. Tenemos sequedad ocular cuando la lágrima es escasa y no hidrata el ojo correctamente o si además, es una lágrima de baja calidad.

¿Cómo curar el ojo seco?

El ojo seco no es un problema menor. En caso de no llevar a cabo el tratamiento adecuado se pueden generar complicaciones como la inflamación o abrasión de la córnea, úlcera corneal y/o pérdida de visión. Por tanto, un mal tratamiento del ojo seco empeora nuestra salud ocular, nuestra calidad visual y nuestra calidad de vida. De ahí, la importancia de acudir al oftalmólogo: la detección rápida y el tratamiento inmediato son las claves.

También el sol de invierno puede convertirse en un potencial enemigo de nuestra visión, explica el doctor Enrique Chipont. Durante el invierno, el sol está más bajo y en un ángulo diferente. En consecuencia, aumentamos la exposición a la luz ultravioleta. En casos extremos, puede contribuir a la aparición de un proceso de degeneración macular o cataratas.

Sin embargo, debe bastar con la protección adecuada para evitarlo. No obstante, es conveniente acudir a la consulta del oftalmólogo si se han pasado unos días en la nieve o muy próximos al mar para descartar cualquier patología.

La detección rápida y el tratamiento inmediato son claves.

El viento es otro enemigo del ojo. También, contribuye a agravar los efectos del ojo seco. Además, puede transportar pequeños cuerpos o partículas que resulten perjudiciales para nuestra visión. Es la clásica sensación de entornar los ojos al máximo para evitar que esa especie de arenilla en suspensión pueda terminar por pegarse o clavarse en nuestro globo ocular y crearnos un problema mayor. Por ello, resulta conveniente protegerse con gafas de sol en esos casos.

Pero los problemas oculares que generan sequedad en los ojos no están sólo en el exterior. Una calefacción excesivamente alta puede producir un calor que incrementa la sequedad ambiental, con lo que termina por resecar nuestros ojos.

¿Cuáles son los consejos del especialista para evitar los problemas derivados del frío y del ojo seco?

El doctor Enrique Chipont sostiene que, sobre todo, proteger nuestros ojos del mismo modo que protegemos nuestras manos o nuestros pies. También se puede recurrir a lágrimas artificiales para hidratar la superficie del ojo y también usar unas lentes de contacto durante el día puede ayudar mucho. También, pestañear de una forma regular.

Es importante acudir al oftalmólogo para una detección rápida. .

Ese pestañeo contribuirá a que nuestros ojos tengan mayor producción de lágrimas. Debemos evitar los ambientes cerrados y excesivamente secos, que pueden perjudicar nuestros ojos. De cualquier modo, ante cualquier síntoma de ojo seco o duda, acuda al oftalmólogo.

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