La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria nos facilita las 10 claves que debes tener en cuenta si tu hijo/a padece este importante problema de salud, cuyo diagnóstico precoz y tratamiento pueden ayudar a estos niños a mejorar su calidad de vida.

Cabe destacar que la enuresis nocturna afecta al 16% de los niños de 5 años, al 10% de los de 6 años y al 7,5% de los de 10 años de edad.

1- La enuresis nocturna es una anomalía en el control del esfínter vesical a partir de los cinco años de edad.

2- Muchos casos remiten espontáneamente (15% anual).

3- Los niños enuréticos tienen un trastorno del despertar, es decir, duermen muy profundo.

4- Además, la mayoría de ellos tienen contracciones vesicales nocturnas o aumento del volumen urinario.

5- En la consulta del pediatra debe descartarse la existencia tanto de problemas renales u otros asociados a un aumento del volumen urinario como de insuficiencia respiratoria nasal que pueda cursar con pausas de apnea.

6- Es ideal que cualquier forma de tratamiento comience solo cuando el niño lo solicite y se admita su implicación dada la importancia inicial del tratamiento conductual. Esto suele ocurrir a partir de los ocho años de edad. Es factible intentar el tratamiento conductual antes de pasar a una siguiente fase terapéutica con fármacos o alarmas sonoras.

7- El tratamiento con desmopresina activa selectivamente la reabsorción de agua en el túbulo colector renal y reduce, por tanto, la producción de orina. Este tratamiento actúa en dos factores favorecedores de la enuresis, a saber, el trastorno del despertar y el aumento del volumen urinario. No está indicado su empleo si el niño y la familia no están en condiciones de cumplir estrictamente la restricción de líquidos.

8- En los casos con antecedentes de síntomas diurnos previos de vejiga hiperactiva [polaquiuria (orinar muchas veces pequeñas cantidades), incontinencia, urgencia miccional] o cuando no es eficaz la desmopresina, se puede intentar el tratamiento con fármacos anticolinergicos.

9- Cuando se utilizan alarmas sonoras, el niño debe tener suficiente grado de madurez para comprender cómo actúa, lo que se pretende y por qué se tiene que levantar a orinar cuando suene la alarma. La respuesta suele ser lenta y el cumplimiento exige esfuerzo e implicación del niño y su familia. La alarma se activa cuando la humedad de las primeras gotas de orina alcanzan el electrodo. En ese momento el niño debe despertarse y detener la micción, desconectar el sistema, ir al baño, orinar y cambiarse la ropa si se ha mojado y volver a conectarlo antes de acostarse. Es la forma de tratamiento que mantiene mayor eficacia una vez que se suspende su uso.

10- Aunque no es una enfermedad, la enuresis nocturna debe tratarse porque influye negativamente en la autoestima del niño.