Qué es la migraña

Es un tipo de dolor de cabeza influido por factores genéticos y ambientales; hasta el 45% de los descendientes directos de una persona con migraña estarán afectados por la misma. Están implicadas varias estructuras cerebrales como el hipotálamo, el córtex cerebral, troncoencéfalo, sistema trigeminal y los vasos meníngeos, entre otros.

Suele ser una cefalea unilateral, pulsátil, de intensidad moderada-severa y que empeora con los movimientos. Muchos pacientes presentan molestias con la luz, el sonido y ciertos olores y puede acompañarse de náuseas, vómitos y molestias gastrointestinales. 

Hasta un tercio de los pacientes presentan síntomas neurológicos transitorios que suelen aparecer previo al inicio del dolor como alteraciones visuales (fotopsias, líneas en zig-zag, visión “a través de agua”), dificultad para la expresión del lenguaje, alteraciones sensitivas o motoras. 

No solo puede ser incapacitante el dolor; muchos pacientes presentan síntomas hasta 3 días antes de la migraña consistentes en somnolencia y bostezos, dificultad en la concentración, aumento del apetito o apetencia por ciertos alimentos, irritabilidad o tristeza; y también días después, frecuentemente referidos como “la resaca de la migraña”, consistente en mareo, cansancio y nuevamente disminución en la capacidad de concentración.

Importancia del abordaje precoz

La migraña puede cronificarse, definiéndose esto como la presencia de más de 15 episodios de migraña mensuales durante más de 3 meses seguidos, lo que implica una peor respuesta a los tratamientos y un empeoramiento significativo en la calidad de vida.

Se han identificado factores de riesgo para la cronificación de la migraña como el sobrepeso y la obesidad, la automedicación, el retraso en el diagnóstico e inicio del tratamiento, algunos fármacos como los anticonceptivos orales, la apnea del sueño, el hipotiroidismo y la comorbilidad con otras patologías frecuentes en pacientes con migraña (depresión, ansiedad, trastornos del sueño, dolor crónico, fibromialgia, etc).

Es de especial importancia identificar a los pacientes con estos factores de riesgo para iniciar un tratamiento más agresivo y precoz y evitar la cronificación.

¿Cómo tratar la migraña?

Actualmente se dispone de un amplio abanico de posibilidades terapéuticas. Se distinguen dos tipos de tratamientos: los tratamientos enfocados a cortar la crisis de migraña o tratamiento sintomático, y los tratamientos preventivos que pretenden disminuir el número de días de migraña, la duración y la intensidad de las mismas. En el primer grupo se incluyen los antiinflamatorios no esteroideos, los triptanes, los corticoides y los bloqueos anestésicos de nervios pericraneales. En cuanto a los tratamientos preventivos se dispone de fármacos orales, infiltraciones de toxina botulínica (BOTOX ®) y los anticuerpos monoclonales inyectables dirigidos contra el receptor del CGRP (molécula implicada en la fisiopatología de la migraña).

La elección del tipo de fármaco va a depender de las características individuales del paciente y enfermedades asociadas, el número de días de migraña al mes, el impacto en la calidad de vida y discapacidad (puede evaluarse a través de diferentes escalas), características de la migraña, preferencias del paciente y respuesta a tratamientos previos.

Son imprescindibles asimismo un buen descanso nocturno, una dieta saludable, un estilo de vida ordenado y la realización de ejercicio físico de forma regular. 

Consulta a tu médico para más información.

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