Dos equipos, dirigidos por los profesores Olivier Delattre y Pierre Charbord, descubrieron que este mal se produce en células del tejido conjuntivo, que sirve de apoyo a otros tejidos, al tiempo que avanzaron un método para que las células tumorales se vuelvan normales, lo que "abre perspectivas terapéuticas nuevas" al tratamiento de la enfermedad.

El sarcoma de Ewing, que afecta a adolescentes durante el periodo de mayor crecimiento de los huesos, entre los 12 y los 20 años, es el segundo tumor maligno óseo en términos de frecuencia en Francia.

Suele afectar sobre todo a los huesos de los miembros inferiores y su tratamiento actual, a base de quimioterapia y de cirugía, puede dejar secuelas motrices.

Aunque el mal suele afectar a la cadera, las costillas, el fémur, el peroné y la tibia, posee un fuerte poder invasivo que provoca con frecuencia metástasis en otros órganos, sobre todo los pulmones y el esqueleto.

Las investigaciones del Instituto Curie abre la puerta al descubrimiento de tratamientos menos agresivos, que frenarían la proliferación de células tumorales.

Científicos del centro francés, dirigidos por el profesor Delattre ya descubrieron en 1992 el origen del sarcoma de Ewing, un "un intercambio accidental de material genético entre dos cromosomas" que provocaba la formación de un gen mutado que producía una proteína anómala bautizada como EWS/FLI-1.

Sus trabajos permitieron dos años después poner a punto un diagnóstico para el tumor, pero hasta ahora se desconocía la naturaleza de las células en las que la mutación conducía al desarrollo del mal.

Los investigadores franceses han conseguido, además, inhibir la proteína anómala EWS/FLI-1 que causa el tumor y forzar así a las células afectadas a recuperar sus funciones originales.

"Mientras las células tumorales conserven su capacidad de cumplir su función proliferan generalmente poco y son de buen pronóstico; sin embargo, una vez que se pierde esta facultad, las células tumorales se convierten en muy agresivas", indica el Instituto.

El descubrimiento abre las puertas también a que los investigadores construyan un modelo animal del tumor de Ewing, una "etapa esencial" para el descubrimiento de nuevos tratamientos, precisó.