Perfecto Arjones Ibáñez se marcha dejando un legado que no tiene parangón, una crónica gráfica a través de miles de imágenes que plasman la transformación urbanística y social de la provincia hacia la época moderna, pues a través de su cámara fue partícipe de todos los cambios, desde el industrial al agrícola, desde el deportivo al cultural, en años decisivos para la evolución del país.