"Con la mano golpeaba la caja", cuenta su hijo Gilbert Balberán, que no salía de su asombro. Al comenzar a escuchar ruidos procedentes del interior del ataúd, su familia decidió abrir la caja y se llevó una sorpresa difícil de medir al comprobar que seguía viva.

La anciana, de 79 años, había pasado más de 5 horas metida en el féretro. Se levantó del ataúd entumecida y le costaba respirar después de tanto tiempo encerrada ahí dentro.