Poco podía imaginarse el 24 de febrero de 2011, al regresar el Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela al Palacio Episcopal casi cincuenta años después, que el décimo aniversario de esta reinauguración se celebraría en una situación imprevista. El centro que acoge una de las colecciones artísticas más destacadas de la Comunidad Valenciana, con el atractivo añadido de exponer un lienzo de Velázquez en una de sus salas, mantiene durante la pandemia de la covid-19 una presencia distinta con iniciativas digitales que contribuyen a compensar las restricciones de aforo, lejos de las 30.000 visitas anuales que registraba en años anteriores.