Sentado en el salón de la casa con ventanas que es la vivienda de su exilio en Madrid, Sergio Ramírez, premio Cervantes de Literatura, exvicepresidente de Nicaragua cuando esta fue arrancada de las manos del dictador Somoza, mira al sol de la ciudad y es imposible sustraerse, mirándolo, a uno de los títulos más bellos de su literatura. Ese título, 'No vayan a haberme dejado solo', preside el cuento en el que resume una visita a su infancia en Masatepe, donde se reencuentra en la ficción con todo lo que pasó allí antes de que siguiera el rumbo de los adultos.