Después de las presiones de fusión desde el Banco de España y del Banco Central Europeo, las negociaciones entre CaixaBank y Bankia están en fase intercambio de información. El objetivo es crear el primer banco de España, con 650.000 millones de activos para reforzar su rentabilidad tras crisis del coronavirus. Hay prisa por cerrar el acuerdo y que no se demore muchos meses. Y, de momento, cuenta con el beneplácito de los mercados: con las acciones de la antigua caja de ahorros madrileña disparándose hasta un 30 por ciento y de la catalana un 14 por ciento. Al frente del nuevo banco estaría el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigozarri, mientras que el de la entidad catalana, Gonzalo Gortázar, sería el consejero delegado. Asimismo, ante la posibilidad de que la sede social esté en Valencia el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, reivindica la vinculación catalana y desde Madrid el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, pide que se sigan criterios empresariales. Para el Gobierno, que tiene que dar el visto bueno, la prioridad es beneficiar a los intereses de los ciudadanos, aunque el responsable económico de Podemos, Nacho Álvarez, a través de Twitter lo ve como una noticia preocupante. La operación es muy compleja porque el Estado dejaría de ser el primer accionista de Bankia y actualmente cuenta con el 61 por ciento, mientras que la Fundación La Caixa se quedaría como el mayor accionista de la nueva entidad con el 30 por ciento del capital.