El Campello vuelve a estar de enhorabuena. Después de 74 años de la muerte de su ilustre vecino, Rafael Altamira, sus restos mortales y los de su mujer ya descansan en un solemne mausoleo del Cementerio Municipal. Un respetuoso acto al que han acudido infinidad de representantes políticos e institucionales. Entre ellos su majestad el rey Felipe VI y el jefe del Consell, Carlos Mazón
Nacido en Alicante en 1866, Altamira fue defensor de valores universales como la democracia, el diálogo y la educación. Estuvo propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz, en 1933 y en 1951, por su labor a favor del ideal humano de concordia.