Llevaban meses en el punto de mira del FBI. Desde que entraron armados en el Capitolio de Michigan para exigir a su gobernadora, la demócrata Gretchen Whitmer, que retirara el estado de emergencia declarado para contener el coronavirus. Los milicianos, de extrema derecha, habían planeado secuestrar a la gobernadora antes de las elecciones presidenciales, juzgarla en un zulo, sospechan que, también, matarla, asaltar el Capitolio e instigar a una guerra civil. El FBI contaba con infiltrados en el grupo lo que ha permitido desbaratar los planes y detener a 13 de estos milicianos. 6 se enfrentan ahora a cadena perpetua. La gobernadora ha agradecido a los agentes que han arriesgado su vida para protegerla y no ha dejado escapar la oportunidad para señalar a Trump. El presidente tuvo la oportunidad de condenar el supremacismo blanco y no lo hizo. En un tweet Trump condena la violencia, pero, insiste, abra las escuelas, abra el estado. La fiscal del estado denuncia que este intento de alzamiento nacional no es solo un problema de Michigan, es algo que sucede en todo el país.