Uno de cada cinco adolescentes fuma y la mayoría empieza con el vapeo. Su consumo se ha disparado de manera preocupante entre los más jóvenes. Con marketing colorista y aromático han conseguido que no vean riesgo para su salud. Los médicos advierten sobre sus efectos nocivos, porque los aerosoles llegan a la parte más interna de los pulmones. Los jóvenes se enganchan y a partir de los 19 años muchos se pasan al cigarro convencional. El resultado es un retorno a porcentajes escandalosos de jóvenes que fuman: el 32% de los menores de 25 años ha hecho suyo este hábito que mata a una persona cada 11 minutos en nuestro país.