Caminaba por una carretera de Cangas del Narcea, en Asturias, por la que acostumbran a pasar los osos. Lo que ayer no esperaba una mujer de 75 años es que, de pronto, el animal saliera al camino y se abalanzara sobre ella dándole un zarpazo que le desgarró la boca y rompiéndole la cadera al arrojarla al suelo. Un oso de más de cien kilos que, quienes pasaban por la zona y vieron la agresión, describen como muy grande y de color negro. Fueron los gritos de los vecinos los que ahuyentaron al animal al que ahora buscan para, si fuera necesario y un peligro, sacarlo de esta zona. La mujer se recupera en el hospital de un ataque insólito ya que no es normal que los osos se abalancen sobre las personas. Más bien, como dice Santiago Borragán, veterinario de Cabárceno, tienden a huir de ellas. Sin embargo, en los últimos años en Asturias, donde viven la mayoría de los 260 osos que hay en el área Cantábrica, cada vez se acercan más a las aldeas. Le han perdido el miedo a los vecinos que ahora temen cruzarse con ellos en el camino.