Domingo, cinco de la tarde. Macarena, la madre de David, echa a su hija mayor de casa y la vacía de muebles. Sale con su hijo de Morón de la Frontera, en Sevilla, hasta Talavera, en Toledo, donde entró a un hostal a las ocho y media de la tarde. Descansó y sobre la una de la madrugada se marchó. El niño, cuentan los trabajadores, iba dormido y debajo de una manta.

A partir de aquí todo es una incógnita. Justo hasta las ocho de la mañana del lunes, cuando la encuentran sola y muy alterada en una gasolinera de Carabias, en el kilómetro 130 de la N1. Los trabajadores llaman al 112 y avisan a la guardia civil. Los agentes contactan con su hija mayor que pregunta por su hermano, pero David no está con su madre. La llevan al Hospital de Segovia. Allí ella confiesa a los psiquiatras que se le murió. Macarena tiene un trastorno bipolar y hoy su hija mayor en un comunicado ha dicho que no cree ni una de sus palabras:

"Yo creo que todo esto es una trampa de mi madre y que nos está engañando a todos. Mi niño lleva desaparecido ya dos noches solito sin familia, esto es un sin vivir, tenemos completa esperanza."

Los investigadores analizan las cámaras de la DGT para conocer el recorrido exacto y si muestran el punto en el que David ya no estaba en el vehículo.