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El jurado declara culpable de asesinato al acusado del crimen machista de Moraira

Las acusaciones bajan de 25 a 24 años la pena de cárcel pedida al ver probado que la confesión del acusado ayudó en el caso

El acusado sale de la Audiencia hoy tras ser declarado culpable.

Un jurado popular ha declarado culpable de asesinato por unanimidad al acusado del crimen machista de Moraira. El veredicto se ha leído en una vista pública poco después de las 14 horas de este jueves en la Audiencia Provincial de Alicante. El procesado ha sido declarado culpable de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, así como las agravantes de género y parentesco. En su argumentación, sostienen que la mujer no pudo ni defenderse y que su asesino le produjo un sufrimiento innecesario antes de morir. El jurado sí ha estimado probado la existencia de una atenuante por la confesión del acusado, tal como reclamaba el abogado de la defensa Francisco Galiana Botella, motivo por el que las acusaciones han bajado de los 25 años de prisión que reclamaban a 24 años.

El acusado, Arthur K., es un exmarine de nacionalidad holandesa que mantenía una relación sentimental con la víctima, Alina M. de 36 años y de nacionalidad rumana, desde un año y medio antes del crimen. El procesado había confesado los hechos tras entregarse a la Guardia Civil, pero la defensa consideraba que había circunstancias atenuantes por las que, a su juicio, se le debería imponer una pena inferior y que los hechos no eran un asesinato, sino un homicidio.

Tras el veredicto, la defensa ha reclamado la pena de 17 años de cárcel, la misma que se había negociado en el intento de conformidad que hubo el primer día del juicio y a la que se habían negado las acusaciones. En los próximos días, la magistrada Ana Hoyos, que ha presidido el tribunal del jurado, dictará sentencia concretando la pena que se impondrá al procesado y contra la que cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia.

Además de los 24 años de prisión, la Fiscalía reclama también otros 10 años de libertad vigilada al acusado cuando salga de prisión y una indemnización de 12.000 euros para la madre de la víctima y 100.000 para cada uno de dos los hijos menores de ésta, uno de ellos vivía con la mujer en la época en que ocurrieron los hechos, cantidades que las acusaciones elevan a 140.000 euros. En este juicio están personados como acusación particular, tanto los dos hijos menores de la mujer asesinada como la madre, mientras que la Abogacía de la Generalitat Valenciana ejerce la acción popular.

El crimen se produjo la madrugada del 16 de febrero de 2020 en el interior de la inmobiliaria del acusado tras una discusión por celos. La víctima recibió hasta 16 puñaladas y después fue arrojada a un contenedor de basura. El jurado popular considera probado que el acusado fue el autor de las cuchilladas, tanto por la propia confesión de éste como por los restos de su ADN hallados en las cuerdas y la cinta americana con que fue envuelto el cadáver en el interior de un edredón.

Ensañamiento

La confesión del acusado también ha servido para que el jurado considere probada la existencia de alevosía, es decir que la víctima no pudo defenderse. Las primeras cuchilladas se produjeron por la espalda en un recinto muy reducido, el cuarto de baño del local, donde la víctima estaba lavándose las manos y no tenía posibilidad de huir ni pedir ayuda, según argumenta el jurado. El tribunal popular además ha valorado que la mujer estaba afectada por el consumo de alcohol y de cocaína, lo que también causó que tuviera mermadas sus facultades y su capacidad de respuesta ante el ataque. Según el veredicto, la mayor parte de las puñaladas se produjeron cuando la mujer ya estaba en el suelo. El jurado también ve probado la existencia de ensañamiento, al considerar que el elevado número de cuchilladas causó un sufrimiento innecesario a la víctima antes de morir.

En el veredicto, se han estimado las agravantes de género y de parentesco, para lo que han valorado los testimonios de los testigos que describieron en el juicio la relación tóxica que la pareja sostenía donde la víctima había alertado que sufría malos tratos y que la mujer les había llegado a contar que temía por su vida.

El jurado no ve probado que el procesado sufriera una obcecación que limitó sus facultades esa noche, una de las atenuantes esgrimidas por la defensa. Ninguno de los testigos le vio perder los nervios la noche del crimen después de que sorprendiera a su pareja con otros hombres y han asegurado que en esas discusiones la que solía perder la compostura era ella.

De todos modos, el jurado sí considera que existe una atenuante por confesión, al entender que el reconocimiento de los hechos del acusado sí ayudó a la Guardia Civil a esclarecer el caso, aunque le hubieran podido identificar como el asesino si las pesquisas hubieran seguido adelante y sin que éste se entregara. Las acusaciones habían rechazado la existencia de esta atenuante al entender que el acusado no pretendía colaborar con la Justicia, sino que se entregó a sabiendas de que iban a apresarle pronto.

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