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Imponen más de 22 años de cárcel al autor del crimen machista de Moraira

El fallo obliga al procesado indemnizar con 150.000 euros a cada uno de los dos hijos de la víctima y con 50.000 a su madre

El acusado del crimen machista abandona la Audiencia el día del veredicto. PILAR CORTES

La Audiencia de Alicante ha impuesto 22 años y seis meses de prisión al hombre que mató de 16 puñaladas a su pareja y después arrojó su cadáver a un contenedor, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo se produce después de que un jurado popular declarara culpable de asesinato a Arthur Rudolphus María Karvink, un exmarine holandés de 61 años, por este crimen de violencia machista ocurrido en el interior de su inmobiliaria la madrugada del 15 de febrero de 2020. El jurado declaró probado que el hombre asestó las cuchilladas a su pareja, Alina Mocanu de 35 años, mientras ella se estaba lavando las manos en el baño del local tras una discusión porque esa noche la había visto con varios hombres

La sentencia obliga al acusado a indemnizar con 140.000 euros a cada uno de los dos hijos menores de la víctima; y con 50.000 a la madre de ésta, así como a pagar los gastos para la repatriación del cadáver a Rumanía, que tuvo que tramitarse en pleno confinamiento por la pandemia. El fallo no es firme y contra él cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. El abogado Francisco Galiana Botella, que defendió al procesado, ya trabaja en el recurso.

El jurado consideró probado que la víctima no tuvo ocasión de defenderse y que las puñaladas le causaron un sufrimiento innecesario, ya que solo tres de ellas eran susceptibles de haberle causado la muerte. Motivo por el que la magistrada Ana Hoyos, siguiendo la argumentación del tribunal popular, considera acreditadas las agravantes de alevosía y ensañamiento.

La magistrada también estima probadas las agravantes de género y de parentesco. La primera porque agresor y víctima convivían juntos desde hace un año y medio. La segunda la juez recuerda también la argumentación del jurado y asegura que "la clara superioridad que el procesado considera que tiene frente a la víctima se refleja en su conducta y actos, pues la acuchilló reiteradamente mientras la llamaba puta, concluyendo que la mató como una manifestación de dominación por celos, lo que constituye una expresión de un uso y abuso de la mujer. Se trata de una clara discriminación de la víctima que tratándose de una mujer considera totalmente inferior y sometida a su voluntad".

Atenuante de confesión

Uno de los puntos más controvertidos fue la aplicación de la atenuante por confesión, de la que discrepaban todas las acusaciones. Tanto la Fiscalía como las acusaciones que ejercían los hijos y la madre de la fallecida, así como la Generalitat Valenciana, consideraban que no se debería aplicar puesto que el hombre se entregó cuando la Guardia Civil ya había localizado el cadáver y sabía que era inminente su detención. Mientras que la defensa, consideraba que la reducción de la pena por haber colaborado el procesado con la Justicia debería haber sido mayor.

La juez ha considerado que "si bien es cierto que el acusado confesó el crimen una vez descubierto el cadáver de la víctima, ni el procedimiento judicial ni la investigación policial se dirigían todavía contra él, aun cuando debía de intuir como inevitable que se le atribuyese la autoría del delito cuando continuase la investigación. En todo caso resulta probado que la confesión del acusado facilitó la investigación policial y el comportamiento del acusado cumple todos los presupuestos de aplicación de la referida atenuante, pues fue temporalmente oportuna, facilitó significativamente la investigación y fue persistente y veraz en cuanto al reconocimiento de los hechos".

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