El hombre acusado de dejar a su pareja en estado vegetativo tras estrangularla con una cortina en una vivienda de Alicante adujo este viernes en el juicio que fue ella la que trató de suicidarse y que él no la tocó. Las graves lesiones cerebrales causadas a Celia por la asfixia son irreversibles y la han condenado a una muerte en vida en la que es incapaz de hacer nada por sí misma. El juicio por este intento de homicidio quedó visto para sentencia en la Audiencia de Alicante este viernes, donde la Fiscalía y la acusación particular que ejerce la madre de la víctima mantuvieron la petición de más de diez años de prisión por intento de homicidio y otras lesiones causadas a la víctima.

Uno de los momentos más intensos del juicio fue la declaración de la madre de la víctima, a la que aquella fatídica noche del 30 de agosto de 2021 ésta llamó por teléfono hacia las dos de la madrugada: “Mamá sube que me mata, por favor Javier no me pegues más”. Fue la última vez que habló con ella, antes de que la llamada se cortara escuchó una respiración muy fuerte como de alguien que estaba haciendo un esfuerzo. Rápidamente llamó a la Policía para pedir que ayudaran a su hija. La mujer perdió otro hijo tiroteado unos meses antes.

La víctima padecía un trastorno de personalidad límite y por la que venía siendo tratada en el Hospital de Sant Joan y en el Centro de Rehabilitación Psicosocial Doctor Esquerdo. Fue en ese centro donde conoció al conocido con quien comenzó una relación. “Ella iba a las revisiones y estaba controlada”, explicó la madre pero “cuando se empezó a valorar que la iban a dar un permiso, yo no quería porque ella todavía no estaba para salir”. Fue en ese momento cuando se enteró de que su hija tenía una relación con el acusado y aseguró que “yo le tenía pavor”, definiéndole como una persona muy violenta.

La mujer declaró con el procesado oculto tras un biombo a fin de que no tener contacto visual con él. Durante toda la declaración, no la interrumpió, ni siquiera intervino, aunque ya le había advertido de ello el presidente del tribunal, que debía guardar silencio y no intervenir, oyera lo que oyera. En cambio, sí que interrumpió al fiscal en mitad de su informe para decirle que estaba mintiendo. Interrupción que el magistrado zanjó de inmediato.

El procesado negó que hubiera sido él quien dejara a la víctima en ese estado y sostuvo que fue ella quien trató de autolesionarse con las cortinas de la casa “para llamar la atención”. Según explicó, se había enfadado porque él se había bebido dos cervezas y a ella no le gustaba que bebiera. El acusado aseguraba que era esquizofrénico y que él no podía haber hecho los nudos que dejaron sin aire a Celia “porque yo soy zurdo. Hago los nudos al revés y esos estaban hechos por una persona diestra”. Sobre su estado mental, sostuvo que veía caras y sombras y que no percibía la realidad tal como es.

Los forenses descartaron cualquier tipo de enfermedad mental del acusado que le limitara sus capacidades. “Hay un trastorno de personalidad por abuso de sustancias estupefacientes, pero no hemos observado ningún síntoma de esquizofrenia o brotes psicóticos durante el reconocimiento”, aseguró la psiquiatra. Sin embargo, los forenses del Instituto de Medicina Legal aseveraron que la tesis del intento de suicidio no se podía descartar y que no habían encontrado datos concluyentes que les permitieran decir que las lesiones en el cuello fueran provocadas por otra persona. Sin embargo, advirtieron que ellos no habían atendido directamente a la víctima, sino que el informe se hizo con la documentación que les había llegado.

Más contundentes fueron los policías que se personaron en la vivienda aquella noche. Los agentes señalaron que acudieron al recibir la alerta de que podría haber un caso de violencia de género y que el acusado en un primer momento no les quiso abrir la puerta, aunque al final acabó haciéndolo ante su insistencia. Según relataron, el acusado les abrió como si no pasara nada y cuando ellos le preguntaron por la mujer, éste les respondió que estaba en la habitación. Los agentes le exigieron verla y éste les permitió entrar. Cuando abrieron la puerta, se encontraron a la víctima sentada en la cama, con la cabeza apoyada en la pared y la cortina enredada alrededor del cuello. “No respondía y no tenía pulso”, relataron. Según sus explicaciones, la cortina tenía dos nudos apretados muy fuertemente, más otras dos vueltas alrededor del cuello. “Era imposible que ella misma se lo pudiera haber hecho. Si hubiera tratado de ahorcarse, la cortina se hubiera caído con su peso. Nosotros pudimos arrancarla con un simple tirón sin esfuerzo”, explicaron. En todo ese rato, explicaron, el acusado se mostró como si no ocurriera nada y se mostró desafiante con los policías diciendo que estaba en su casa y hacía lo que quería. Hasta que finalmente tuvieron que reducirle.

Lesiones irreversibles con cuidados de por vida

La acusación particular, que ejerce la madre de la víctima a través de la abogada Maria Dolores Hernández, reclama una indemnización de 625.000 euros por las lesiones y los daños morales, además de otros 50.000 euros por cada año que la víctima pase en estado vegetativo, dado que la mujer requiere asistencia para lavarse, comer e incluso rehabilitación, ya que son necesarios los cuidados de un fisioterapeuta para que no pierda masa muscular debido a la inmovilidad. La Fiscalía pide unas indemnizaciones de 425.000 euros por la agresión, así como 20.000 euros por año en estado vegetativo. Actualmente la víctima se encuentra en cama en un centro hospitalario de San Vicente del Raspeig, pero desde la acusación se insiste en que cuando reciba el alta serán necesarias reformas en la vivienda para garantizar que la mujer reciba los cuidados que necesita, que serán de por vida.

Pese a las conclusiones de los forenses, tanto la Fiscalía como la acusación particular se han apoyado en las declaraciones de los policías sobre los nudos que presentaba la cortina, el carácter violento del acusado y la llamada recibida por la madre para concluir que es un caso de intento de homicidio. El procesado está en prisión preventiva por estos hechos. J. A. M.